La mitad de los brasileños reprueba la gestión del presidente Jair Bolsonaro frente al coronavirus y sólo un 27% la aprueba, en tanto el país registró hoy por cuarto día consecutivo más de 1.000 muertes diarias y en el acumulado ya es el quinto país del mundo, por sobre España.
De acuerdo con una encuesta de la firma Datafolha, 50% de los entrevistados califica como mala o pésima la gestión del líder ultraderechista para detener el nuevo virus, 22% la tilda de regular y 27% la considera buena o excelente.
Las cifras muestran un aumento del porcentaje de brasileños que rechaza la gestión de Bolsonaro frente a la pandemia ya que en la anterior encuesta, realizada en abril, los que la reprobaban eran 45%, los que la calificaban regular 25% y los que la aprobaban 27%.
La nueva encuesta de Datafolha, que entrevistó los pasados lunes y martes a 2.069 brasileños en las diferentes regiones del país y tiene un margen de error de dos puntos, refleja el agravamiento de la situación sanitaria en el gigante latinoamericano.
Brasil, epicentro de la epidemia en Latinoamérica, ya es el segundo país con más casos de covid-19 en el mundo, 465.166, y el quinto con más muertos: 27.878.
El pico de la curva de contagios es esperada para julio, por lo que se cree que las cifras seguirán creciendo de forma exponencial en las próximas semanas.
Brasil registró este viernes 1.124 muertes en las últimas 24 horas, algo menos que las 1.156 de la jornada de ayer, según informó el Ministerio de Salud.
Pese al avance de la enfermedad, Bolsonaro es uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, a la que ha calificado de "gripecita". El mandatario rechaza las medidas de distanciamiento social impuestas por los gobiernos regionales y exige la normalización inmediata de todas las actividades.
Su estrategia hasta ahora se ha centrado en la autorización para liberar el suministro de cloroquina, una medicina sin eficacia demostrada científicamente para tratar la Covid-19 y cuya experimentación ya fue vetada hasta por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El líder ultraderechista considera que la mayor parte de la población se contagiará sin importar las medidas de aislamiento que se adopten y que el hambre y el desempleo generados por la paralización de las actividades puede provocar más muertes en Brasil que la propia enfermedad.