Con la presentación de un posible protocolo al Comité Operativo de Emergencia (COE) y una movilización pendiente para esta tarde, dueños de gimnasios de la provincia expusieron la difícil realidad económica que les toca atravesar como empresarios de un sector que hace más de 65 días no puede trabajar.
“Hace 16 años que tengo mi gimnasio y jamás imaginé un momento así. Esta situación ya se tornó insostenible tanto para mí como para muchos colegas”, dijo Priscila Miranda, dueña de Pri Gym Fitness, quien además confesó sentirse desamparada como propietaria ya que no percibe ninguna ayuda del Gobierno.
Miranda expresó que les gustaría tener los mismos derechos que los comercios, al entender que podría aplicarse un protocolo de seguridad para volver a trabajar: “nosotros también somos comerciantes y pagamos todos los impuestos que siguen aumentando. El 17 de junio serán tres meses sin abrir y en mi gimnasio trabajan muchas personas que tienen su propia familia y este es su único ingreso”.
No son grandes empresarios, según ellos describen, sólo una pareja que puso todos sus ahorros para abrir un gimnasio y ahora no la está pasando bien. Florencia Gallardo contó que actualmente 20 familias dependen de Overall Center Gym, el emprendimiento que tiene con su marido. “Nos sentimos completamente vulnerados en nuestro derecho a trabajar. Los gimnasios fueron el primer rubro en cerrar sus puertas, sugerido por la Cámara de Gimnasios, que nunca volvió a aparecer”, expresó.
Gallardo, quien integra un grupo de Whatsapp en el que están los dueños de otros locales de la provincia, comentó que ante la falta de función de la Cámara que los nuclea, decidió presentar un protocolo al COE de la provincia para que evalúe su reapertura: “todavía no recibimos respuesta ni asistimos a ninguna reunión. Necesitamos ser escuchados porque estamos todos al borde de la quiebra y son muchas las familias que dependen de esto”.
Empresarios y trabajadores de gimnasios convocaron a una movilización esta tarde. Será a las 17, frente a Casa de Gobierno. Además, grabaron un video pidiendo ayuda a las autoridades.
La situación de Noemí Tonatto no es diferente a la de sus colegas. Ella es dueña de On Fitness Gym, un local pequeño, de barrio, que tiene dos años y medio de vida, y que cerró sus puertas antes que se declarara el aislamiento obligatorio. “No soy millonaria, vivo de esto y al día como muchos colegas del rubro. Desde que empezó la cuarentena todo fue de mal en peor. Ahora, lejos de tenerle miedo a la enfermedad, le tengo miedo a la realidad”, mencionó.
Tonatto dijo que se siente en una situación límite y que recurrió al alquiler de sus máquinas para poder generar algo de ingreso. “No somos establecimientos recreativos ni de entretenimiento. Somos promotores de salud y queremos trabajar”, cerró.
“Hace dos meses que no tengo ingresos de mi gimnasio y el gobierno no me da nada”, dijo Franco Emanuel Páez, dueño de otro gimnasio. El empresario comparó el movimiento de los supermercados con el del gimnasio y aseguró que entra más gente a allí que la que podría ir a entrenar y los protocolos de higiene no son tan estrictos: “las personas entran, tocan todo y no hay nadie desinfectando los changos cada 15 minutos”.
Páez comentó que mantiene el contacto con muchos de los alumnos que van a su gimnasio y que, en general, se muestran deprimidos o ansiosos: “hay gente que sí quiere entrenar y es hora de que nos dejen trabajar con las personas que lo necesitan”.
Carta abierta
Con un pedido de audiencia dirigido al gobernador Juan Manzur y una carta abierta a la comunidad, la Cámara Tucumana de Gimnasios y Actividades Afines, contó la situación que atraviesan los comerciantes del rubro y envió ayer otro protocolo “tentativo” para que sea analizado por las autoridades.