Fernández: a las 8 bajó al quincho a desayunar, vestido de sport y más relajado

Fernández: a las 8 bajó al quincho a desayunar, vestido de sport y más relajado

Antes de partir al aeropuerto, el Presidente charló con el gobernador Manzur y el intendente de Tafí Viejo, Javier Noguera.

El presidente, Alberto Fernández, firma el libro de visitas en la Hostería de Tafí Viejo. El presidente, Alberto Fernández, firma el libro de visitas en la Hostería de Tafí Viejo. FOTO / Maximiliano Barrera.

Una pareja de policías dormita en una camioneta estacionada cerca del portón de la Hostería Atahualpa Yupanqui. Aunque son más de las seis de la mañana, el tardío sol del otoño, la niebla y una llovizna tenue aún estirarán la noche durante otras dos horas. En el bar del hotel, con largas ojeras y las corbatas a medio ajustar, dos agentes de la custodia presidencial toman café para espantar el sueño. Aguardan a que comience el día, se despierten las otras 13 personas que junto a ellos componen la comitiva y, después del desayuno, culmine la algo más larga de lo esperado visita de Alberto Fernández a Tucumán.

Mientras tanto, en el primer piso de la hostería, él descansa -¿duerme?- en la soledad de una improvisada habitación presidencial. Ya son casi las ocho cuando se levanta, descarta el casi siempre ineludible traje -esta mañana está sin corbata y con un camperón-, prepara sus cosas y baja al quincho de la hostería para desayunar. Como contarán un rato después los empleados, acaba de convertirse en el primer presidente en pasar una noche en Tafí Viejo. “Nos pareció una persona humilde, respetuosa, feliz”, transmitirá en nombre de sus compañeros el director de la hostería, Wally Chavarría.

En el interín, entre el café de los agentes y el despertar del presidente, ya han llegado para el desayuno el intendente de Tafí Viejo, Javier Noguera, que maneja sin compañía una gran camioneta gris, y el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, él sí con su custodia habitual. Según confiarán más tarde a LA GACETA fuentes provinciales, la de esta mañana es una reunión de trabajo en la que Fernández se interesa especialmente por la opinión profesional de Manzur. Preocupado por el brote de coronavirus en el Gran Buenos Aires, el porteño escucha atento los consejos del tucumano: al fin y al cabo, él mismo comentó ayer por la tarde que en el 2009, cuando era ministro de Salud de la Nación, el actual gobernador tuvo que lidiar con la pandemia de gripe A.

La combi lleva al presidente, Alberto Fernández, desde Tafí Viejo hasta el aeropuerto. La combi lleva al presidente, Alberto Fernández, desde Tafí Viejo hasta el aeropuerto. FOTO / Maximiliano Barrera.

Poco después de las nueve, por fin -en principio iba a salir a las siete y cuarto, después supuestamente a las ocho- Fernández deja la Hostería Atahualpa Yupanqui. Mientras él desayunaba, escuchaba sobre salud pública y también debatía sobre política y economía, afuera se habían amontonado en torno a 20 agentes de las fuerzas de seguridad. De pronto, en un pestañeo, la caravana de vehículos deja Tafí Viejo para dirigirse rápidamente hacia el Aeropuerto Benjamín Matienzo. Y desde ahí, esta vez sin demora, el retorno a la Capital Federal. Entretanto, en la tranquilidad del semivacío hotel, Fernández ha dejado un buen recuerdo. En el libro de visitas, con una letra de carta rápida, difícil de leer, anoche el presidente escribió: “feliz de haber visitado esta maravillosa hostería en Tafí, un lugar maravilloso en la maravillosa Tucumán”.

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