El paro de colectivo hizo que ayer no fuera el mejor día para abrir el comercio. “Fue un día atípico”, sintetiza Alberto Guardia, presidente de la Federación Económica de Tucumán (FET). “La expectativa del comercio era amplia porque llevábamos más de 50 días de persianas bajadas, y solo algunos lograron continuar en forma virtual, pero el paro de transporte público desalentó la llegada de la gente al área central para hacer sus compras”, reconoce
Sin embargo, admite que la apertura de los comercios sirvió para evaluar la experimentación con los nuevos horarios de atención, en una decisión consensuada entre el Comité Operativo de Emergencia, los municipios, el Sindicato de Comercio y la Cámara de Comercio. Se decidió que la capital abriera de 16 a 20 y Yerba Buena de 9 a 18. “Aparentemente esto funcionó bien en la capital porque el tucumano no está habituado a salir a la siesta. Esto se notó muy bien en Yerba Buena donde la actividad disminuyó desde el mediodía hasta las 16. Por eso en esta nueva modalidad conviven las directivas del Comité de Emergencia y los hábitos culturales del comprador tucumano que sigue prefirendo el horario cortado”, reconoce Guardia.
“Yo creía que este cambio podía servir para implementar el horario corrido en Tucumán pero evidentemente el hábito del comprador sigue siendo cortar a la siesta. Esto es positivo desde lo sanitario, para evitar la concentración”, remarca.
En cuanto a la dinámica de ayer por la tarde “la actividad fue ordenada y se respetaron los protocolos de bioseguridad. La cantidad de público va a ir creciendo en la medida en que el transporte se normalice”, opina.
Anticipó que el lunes abrirán las galerías comerciales y el lunes 25 lo harán los shoppings. Todos con un protocolo para cada actividad, que ya están presentados: una persona por cada 16 metros cuadrados dentro del local, felpudo húmedo con lavandina, alcohol en gel y alguien que controle el ingreso a las galerías.