El fútbol argentino está lleno de mitos y de frases que se instalaron en ese sorprendente mundo donde el debate constante establece reglas que se pueden compartir o rechazar, pero nunca ignorar. Unos sostienen que no hay nada más duro que haber sufrido el descenso de categoría. Otros insisten que es más doloroso perder la final de la Copa Libertadores. Cada uno ofrece argumentos que consideran suficientes para inclinar la balanza con un resultado tan contundente como el jaque mate de una partida de ajedrez. “Boca murió en Madrid” es el mensaje de sus rivales que cada vez que recuerdan el histórico duelo que River ganó en la capital española. Sin embargo, un año y medio después de aquel partido hay claros indicios de que el “Xeneize” sigue vivo y goza de buena salud.
La pandemia trajo muchos problemas y afectó la economía global. La crisis golpeó a la mayoría de los sectores y el fútbol fue uno de los afectados. Muchos clubes se quedaron sin ingresos. Tienen deudas de un pasado reciente que si antes resultaban difíciles de cancelar ahora resultan imposibles de pagar. La cancelación de la temporada les dará un poco de alivio porque podrán reducir los planteles teniendo en cuenta que no hay descensos a la vista en el corto plazo. La reducción salarial ya fue instrumentada como una forma de achicar costos. Además, algunas figuras grabaron mensajes pidiéndoles a los socios que paguen las cuotas societarias para que la economía de algunas instituciones no colapse. Todo suma.
En medio de la tormenta que sacude a la mayoría de los clubes, Boca observa como el sol sigue brillando en el horizonte. El último campeón del fútbol argentino dio la vuelta olímpica al ganar en la última fecha el torneo de la Superliga y ahora planifica el futuro con propuestas que sorprenden. Nadie puede sentirse tranquilo cuando la actividad está suspendida. El regreso a las canchas no figura por el momento en la agenda del Gobierno que anunció el comienzo de la flexibilización de la cuarentena pero advirtió que si el fútbol regresa antes de fin de año lo hará sin público en las tribunas. Más que una solución, los dirigentes observan esa alternativa como un problema que complicará las finanzas de los clubes, que tienen el pago de la cuota social como principal fuente de ingreso
Sin ayuda oficial
La otra cara de la pandemia la muestra Boca. Matías Lammens, Ministro de Turismo y Deportes, sostuvo que el “Xeneize” no necesitó colaboración del Gobierno. “Es el único equipo grande que no pidió que le diéramos una mano. Muchos ya recibieron una ayuda del Estado a través de un subsidio no reembolsable que se lanzó”, expresó el funcionario. ¿Qué tiene el club que preside Amor Ameal que lo diferencia del resto? La pasión y fidelidad de sus hinchas es su principal capital. Quedó reflejado en el acompañamiento del equipo en los momentos más difíciles. Siempre se reinventa después de una caída deportiva o una crisis como la que se vive actualmente. Mientras otros clubes les piden a los socios que paguen su cuota, ese no es su problema. Al contrario. El club se propuso un nuevo desafío: pasar los 400.000 socios y superar en ese rubro a Bayern Munich, el número uno del rubro en el mundo.
En tiempos de pandemia el objetivo no parece sencillo de alcanzar. Pero Boca tiene una base importante; más de 230.000 socios, incluyendo todas las categorías. Ahí están los activos, los del interior, los adherentes y los vitalicios. ¿Cuál es la diferencia? Los activos, alrededor de 80.000, están habilitados para ingresar a la Bombonera con el pago de su cuota mensual. Los adherentes constituyen una especie de lista de espera para convertirse en activos a medida que el padrón se depura. Mientras tanto, tienen la ventaja de adquirir entradas para asistir a los partidos cuando las condiciones lo permiten.
Un dato es clave. Para asistir a la Bombonera hay que ser socio. El club hace años que dejó vender localidades a aquellos que no tienen el carnet y la cuota al día. Las excepciones son los partidos internacionales, donde por reglamento debe destinar al menos 2.000 localidades a los visitantes.
En un momento como el que se vive por el coronavirus, el socio de Boca está entre la espada y la pared. Debe decidir entre pagar la cuota y renovar el abono (son las plateas que se pagan anualmente por fuera de la cuota social) o se resignan a no poder volver a La Bombonera para ver a su equipo posiblemente nunca más. La lista de los que esperan para reemplazarlo es enorme y salir del sistema es volver al último lugar de esa interminable fila de aspirantes.
Duplicar su padrón de socios. Ese es el objetivo y para alcanzarlo se proyecta la idea del “socio eterno”, una figura innovadora que está reservada para los fanáticos ya fallecidos que podrán figurar como socios gracias al aporte de una cuota mensual que abonarán sus familiares.
Proyecto innovador
“Es una medida innovadora. La categoría de socio eterno busca captar a los hinchas que fallezcan y cuyas familias quieren que queden perpetuados en la memoria de la institución”, explicó el dirigente Alejandro “Chicho” Cosentino, presidente del Departamento de Socios del club. “Siempre dijimos ‘fulano alienta de la cuarta bandeja’ o ‘desde el cielo te voy a alentar’, como cantan los hinchas en la tribuna. Ahora queremos cambiar el paradigma y permitir que los hinchas sigan ligados al club de alguna manera”, agregó el dirigente “xeneize”.
Pero como si con eso no alcanza, el club busca proyectarse más allá de las fronteras argentinas. El departamento de Interior y Exterior del club trabaja con el proyecto del socio internacional, que es transformar a las peñas del exterior en pequeños “consulados xeneizes” en los cinco continentes, bajo el concepto: “Boca es Mundial”.