Siempre fue así aunque hubo décadas y hasta siglos de una quietud en la que se afirmaban estilos, composiciones, fórmulas. Pero en la actualidad, probar y experimentar se han convertido en una obligación.
Si hace 10 o 20 años registrar un trabajo era una alternativa, hoy no existe si no se lo hace. El video danza pasó de ser un género o subgénero que da cuenta de la existencia o no de un hecho artístico. No hay opciones.
Hace pocos días, bailarines de más de 30 ballets del mundo, pudieron armar virtualmente una coreografía de menos de seis minutos. “La muerte del cisne” es una creación sobre la música del compositor francés Camilo Saint-Saens, puesto en escena por Miguel Fokine.
“La creatividad más que nunca se ha enfocado a otros lugares, no al vivo sino a la pantalla, que es muy diferente”, le dice Patricia Sabbag a LA GACETA. La bailarina sabe de lo que habla: luego de su preparación en el país, estuvo en la universidad de Essex, Inglaterra; es docente de la Facultad de Artes, directora del Ballet Contemporáneo del Ente Cultural, gestora y bailarina. Se presenta, además, como madre y ama de casa.
“Mi mirada está en la danza global, que tenga emoción y trabajo de cuerpo, conciencia de la libertad de expresión. Han pasado muchos años de experiencia; ahora tengo 50. Estudios, ensayos, gestión, dirección, no es poco”, añade.
- ¿Qué te falta en estos meses?
- Como elegí trabajar con el cuerpo como soporte, extraño la respiración, el olor del otro cuerpo, el estar cerca, la energía de movernos juntos en el espacio. Los bailarines sabemos qué es el cuerpo y el espacio. El placer es poder movernos en el espacio. Pero el tema es la pandemia: todo se ha convertido en hacer y grabar, así se están viralizando cortos de pocos minutos.
- ¿Y cómo la llevás?
- No hemos dejado de movernos, aun cuando estemos en espacios pequeños; yoga, clases virtuales, y estamos buscando herramientas para hacerlo. Esta pandemia va a cambiar la vida de la gente y la forma de trabajo. Estoy activa, y es bueno poder transmitir la danza desde este lugar.
- ¿Hay reacción a la pandemia?
- En estos tiempos vivimos una situación histórica, especial, y entre muchos trabajamos el programa La Cultura en Casa, donde se subieron muchos trabajos de producción y comenzaron a viralizarse para que el público se quede en casa. Es una buena herramienta, además, para que la gente conozca. Los que consumimos danza estamos muy atentos, surgieron proyectos con óperas y con mucho público y el espectáculo “Danzar por la paz”, con obras y entrevistas, además de consejos de artistas y coreógrafos. Me han impresionado recientemente La Ópera de París con seis bailarines que hacen performances y bailan en el Louvre. Y el Royal Ballet con “The metamorfosis in full”. Les recomiendo mucho a los artistas estos trabajos.
- Te movió el piso el virus.
- Cuando se comenzó a hablar de la covid-19 en China lo sentía como un tema lejano, pero cuando llegó aquí lo primero que me pasó fue asustarme como les ocurrió a muchos, con angustia y preocupación por los seres queridos. Luego vino saber cómo haríamos con el tema laboral. De la agenda de 2020 hay cosas que se pueden hacer, como dictar clases, charlas, encontrarnos a través de las distintas plataformas, pero obviamente no se pudo realizar las producciones con público, presenciales.
- ¿Y en lo particular?
- Los últimos 45 días fueron muy extraños; el ser humano tiene una mirada diferente. Sirvió para reflexionar sobre el pasado, por lo que estábamos transcurriendo y el signo de pregunta en el futuro. Pensé mucho cómo vivíamos: estaba dividida entre el trabajo, ser madre, ama de casa, y uno vivía en un estrés permanente, en un tiempo acelerado, que no era bueno. Pero uno ve que sí es posible cambiar y que todo se puede hacer a través de internet, y entonces se puede vivir más tranquilo y de forma ordenada. Estoy decidida a vivir de otra manera. Este tiempo me sirvió para pensar. La película de ficción se transforma en realidad, lo que estaba lejano llegó a la puerta de tu casa. Hay una situación límite y ahí es donde uno reflexiona y puede tomar decisiones para vivir mejor. Te sensibiliza y valorás la vida y todo lo que uno tiene, estamos hablando de salud, de algo muy serio, de la vida.
- ¿Cómo fue el accionar?
- Estamos aprendiendo sobre la marcha y buscamos recursos desde muchos lugares. Los sentimientos y situaciones influyen en todo lo que hacemos. Hay que accionar para que la cabeza comience a crear. Debemos saber entrenar y dar clases a través de una pantalla. Tomo clases de otros maestros, y a través de instrumentos como Google Meeting y Zoom. Lo difícil es la coreografía, la producción de un trabajo al público en vivo, porque hay que pasarlo a la pantalla.