La detención de Carla “La Jefa” Sánchez dejó un importante vació en el ambiente narco. No hubo una guerra para ocupar el espacio que ella había dejado, pero sí se realizaron intensas gestiones para quedarse con “la ruta” que la concepcionense abrió y manejó durante al menos cuatro años. Y uno de ellos habría sido Julio César Trayán, el puntero político y ex empleado del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán y de la Legislatura, que fue hallado culpable en setiembre de 2018 de integrar un grupo que se dedicaba al tráfico de droga.
El año pasado, en el juicio en contra de ese grupo narco conocido mediáticamente como “La banda de Trayán”, se ventiló esa hipótesis. Gendarmería Nacional había determinado que en la provincia se comenzaba a tejer una nueva estructura para la provisión y el traslado de estupefacientes desde Corrientes.
El proveedor mayorista era un personaje conocido para los narcos tucumanos: Federico Sebastián “Morenita” Marín. Según el informe, los que pretendieron acercarse a él eran un tal Mario Suárez y Trayán, que en ese tiempo ya se había distanciado de los hermanos Ricardo, Walter y Daniel García, que también estaban siendo enjuiciados.
Con la “Jefa” Sánchez fuera de escena, Marín habría empezado a mantener constantes comunicaciones con una persona que venía cumpliendo el papel de nexo en nuestra provincia: Suárez. “Trabajaba en el servicio 107. Era el secretario de Marín en Tucumán. Hacía lo que él le pedía, por ejemplo, llevarle dinero a la familia Rótolo”, informó durante el debate Valentín Córdoba, del Centro de Reunión de Información de Gendarmería de Santiago del Estero.
La ayuda que llevaba era para Ricardo Rotolo, uno de los tres tucumanos que habían sido detenidos en junio de 2015 en tierra santiagueña cuando trasladaban más de 900 kilos de marihuana que traían a Tucumán. ¿Por qué Marín no se olvidó de ese hombre? La respuesta es simple: el habría colaborado para que “Morenita” escapara de la comisaría donde había sido demorado ese día.
Los investigadores de la fuerza federal también lograron sumar otros indicios para investigar esta línea narco. Por ejemplo, el gendarme relató que los hombres de su fuerza siguieron a una camioneta Ford Ranger hasta la supuesta casa de Trayán, en Villa Muñecas, al norte de la capital tucumana. Allí habrían levantado al ex empleado de la Legislatura y lo vigilaron en un viaje que tuvo como destino final la provincia de Corrientes, donde se encontraba el centro de operaciones de Marín.
Posteriormente, la fuerza federal dispuso un control en la localidad santiagueña de Quimilí para confirmar las identidades de las personas que se movilizaban en el rodado, cuando regresaran de la capital correntina. Confirmaron que se trasladaban Trayán, Suárez y José Daniel Monserrat, según se informó ayer, quienes continuaron el viaje porque no llevaban sustancia ilegal alguna.
Con más influencia, al parecer, el ex puntero político habría organizado un encuentro en su casa, donde participaron varios referentes de la organización. Los nexos comenzaron a cerrarse, pero quedaron truncos por su detención. Trayán fue condenado a seis años de prisión, pero al haber cumplido más de la tercera parte de la condena, se le otorgaron algunos beneficios, como las salidas laborales.
Habrían existido otros grupos que se interesados en seguir los pasos de “La Jefa”. Uno de ellos fue conocido como “La Banda del Gordo Vaca”, pero no se llegaron a comprobar nexos.
También estuvieron en la mira los miembros del conocido clan Parodi. Esta organización, afincada en el sur de la provincia, según los investigadores, recibía grandes cantidades de marihuana a través de vuelos narcos. Sus miembros esperan ser enjuiciados en Catamarca.