El fiscal Claudio Bonari ha señalado en el requerimiento de elevación a juicio que Darío Suárez secuestró y mató a Daiana Garnica. Que al imputado le habría llevado unas dos horas engañar a la adolescente, de 17 años, encontrarla en la parada de colectivo de Alderetes y luego hacerla desaparecer. El funcionario judicial ha sostenido la hipótesis del homicidio, sin que se haya encontrado el cuerpo de la víctima o evidencias biológicas, porque hasta ahora no se confirmó que haya fallecido.
Hoy se cumplen tres años de aquella vez que Daiana salió de su casa, pasadas las 19, para encontrarse con el vecino. Desde aquel 6 de mayo de 2017, no se conoce su paradero, aunque la búsqueda continúa por parte de sus familiares.
Suárez fue acusado de privación ilegítima de la libertad, en concurso real con el delito de homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y mediando violencia de género. Sin embargo, el sospechoso ha negado la incriminación durante la investigación. “Yo nunca me encontré con ella. (Garnica) nunca fue a la cortada de ladrillos (donde trabajaba); ni la llevé”, afirmó en su declaración ante la Fiscalía.
“Al llegar a la casa (desde el trabajo), me grita la chica Daiana si la podía llevar a Alderetes. No era de relacionarme mucho con los vecinos. Ellos viven medio alejaditos de mi casa. Conozco a su familia hace como cuatro años, porque tienen un negocio e iba a comprar mi hija, Rocío, que actualmente tiene ocho años. Daiana estaba en la ventana del negocio que está en su casa cuando me grita. No lo respondí nada y pasé a mi casa”, dijo.
“Mientras tomábamos mate con mi señora, llega mi suegra a la casa, que se llama Juan Rosa Funes. Ella tomó unos mates y se fue a su vivienda, que queda a la par de la mía. En eso, recibo un mensaje de Daiana diciéndome si la podía llevar a Alderetes”, añadió.
Según Suárez, Daiana “no le escribía seguido”. “Le dije que sí la iba a llevar, pero que me esperara en la parada donde hacen tortillas, que queda a una cuadra y media más o menos (…) Pasaron 10 o 20 minutos, la llamé a su celular para decirle que no iba a poder llevarla porque tenía que ir a trabajar. Sólo me dijo: ‘bueno, bueno, bueno’. Después de eso, no supe nada más de ella, no la vi ni sé si es que salió. Ese día sábado fue la última vez que la vi, desde la ventana”, expresó.