El jueves 12 de marzo todos los equipos de la máxima categoría se encontraban en Australia para el primer GP del año. Esa mañana los autos iban a correr en las pruebas libres que hubiesen sido el inicio de la temporada 2020. Incluso parte del público estaba haciendo la cola de ingreso al autódromo Albert Park cuando se anunció la suspensión del GP de Melbourne. El motivo es conocido por todos, la pandemia del COVID - 19 empezaba a pegar fuerte. Desde aquel momento se produjeron rumores de todo tipo pero muy pocas certezas hasta el lunes 27 de Abril, cuando por primera vez Chase Carey, el CEO de la F1, habló acerca del posible calendario que estudian:
“La primera carrera tendrá lugar en Austria el fin de semana del 3 al 5 de julio. Nuestro objetivo es comenzar a competir en Europa en julio, agosto y principios de septiembre. Después octubre y noviembre en Eurasia, Asia y América, terminando la temporada en el Golfo en diciembre con Bahrein antes del final tradicional en Abu Dhabi. Intentaremos que sean entre 15 y 18 carreras. Publicaremos nuestro calendario finalizado tan pronto como sea posible”.
La crisis por la pandemia y el límite de gastos para 2021
Durante estos meses de pandemia y aislamiento obligatorio en gran parte del mundo, muchas escuderías expresaron su preocupación por el problema económico que esto les genera. Los fabricantes, Ferrari, Mercedes y Renault, cerraron sus fábricas hasta nuevo aviso y se mantuvieron trabajando con un mínimo de personas para llevar adelante las tareas indispensables. Los equipos más pequeños pararon completamente y tomaron decisiones drásticas para mantener el trabajo de los suyos. Algunos, como Williams y Mclaren, recortaron el sueldo de sus pilotos y directivos para pagar los sueldos del resto sus los empleados. Con la Fórmula 1 parada los equipos no tienen manera de mantener a sus sponsors y tampoco demasiadas opciones para producir dinero. Es tan fuerte la crisis económica generada por el coronavirus, que algunos equipos de F1 podrían desaparecer. El director de la escudería McLaren, Zak Brown, admitió esta que crisis ha dejado en “un estado muy frágil, potencialmente devastador a varios equipos de la Fórmula 1” además insistió en que todos los equipos han acordado rebajar el límite de los presupuestos para 2021, de los 175 millones de dólares inicialmente previstos a los 145 confirmados por Ross Brawn, el gerente de automovilismo de la F1, aunque para Brown y Mclaren se deberían reducir incluso aún más (hasta 90 o 100 millones) para minimizar las consecuencias económicas de esta temporada marcada por el covid-19. Ante este pedido de Mclaren, el director de Ferrari Mattia Binotto, declaró en ´The Guardian´: “No se puede reducir aún más el presupuesto 2021 porque impactaría directamente en nuestros recursos humanos, si lo hacen nos colocaría en posición de buscar otras opciones donde mostrar nuestro ADN de competición”. Ferrari es la única escudería que ha estado compitiendo en la F1 desde el primer campeonato en 1950 y ahora amaga con querer abandonar “el gran circo”. Increible. Rápidamente la escudería Italiana salió a aclararlo en un comunicado: “ Nos gustaría aclarar las palabras de Mattia Binotto en su entrevista con 'The Guardian'. Nunca mencionó una posible marcha de la F1, al contrario, dijo que no queríamos que nos pusieran en una posición en la cual tuviésemos que buscar otras opciones además de la misma F1”. Pese a este comunicado, Mclaren y Zak Brown no dejaron pasar el guante y le contestaron: “Sí Binotto habla del deber ético hacia sus trabajadores para intentar mantener la plantilla, estoy totalmente de acuerdo. Hablando de ética y transparencia, creo que sería un buen momento si Mattia compartiera con nosotros cuáles fueron los detalles del acuerdo secreto al que llegaron con la FIA por la supuesta violación del reglamento sobre sus motores”. Incluso sin carreras y con la categoría parada por completo nadie se olvida de este acuerdo secreto que podría ser uno de los forcejeos más fuertes del año.
Millones en Juego: El acuerdo entre la FIA y Ferrari
En Marzo, siete de los diez equipos amenazaron con iniciar acciones legales debido al acuerdo secreto entre la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y Ferrari, por supuestas irregularidades en los motores que la escudería italiana usó en 2019.
Hay que retroceder hasta Monza en 2019, uno de los circuitos más rápidos del campeonato, allí fue donde los autos de Charles Leclerc (que ganó la carrera) y Sebastian Vettel levantaron las primeras sospechas. Recuerdo las palabras de Lewis Hamilton cuando hablaba por radio: “No puedo alcanzar a Charles, es demasiado rápido en la recta” y efectivamente así era. Las ferraris eran un segundo más veloces que los autos de punta aquel día. La duda que pusieron algunos sobre los coches de Maranello fue relacionada con una fuga controlada a través del intercooler para permitir que el aceite ingrese en el proceso de combustión y ayude a dar más potencia, algo que en los papeles, está prohibido. Red Bull fue el primer equipo en quejarse. La FIA, antes del GP de EE.UU., amplió los controles de motor para con Ferrari y crease o no ese fin de semana no fue bueno para el equipo Italiano. El director, Mattia Binotto, declaró que la falta de rendimiento de los autos fue porque se había puesto un impulsor viejo que terminó fallando. En el GP Brasil, la FIA ordenó incautar tres sistemas de flujo de combustible: el de un motor del equipo Ferrari, el de un cliente de la Scuderia (Haas o Alfa Romeo) y un tercero que emplea otro impulsor. Tras estudiarlos anunció que para 2020 se deberán usar dos sensores (en lugar de uno) para controlar el sistema de fluidos de combustible en todas las escuderías. Esto enojó a Binotto y volvió a declarar: “Fuimos el equipo más controlado de la historia, tanto antes como después de las directivas técnicas emitidas por la FIA. Cuando uno logra una cierta ventaja competitiva, los rivales inevitablemente tienden a señalarte con el dedo”.
Hay razones de sobra para entender porque Red Bull se quejó ante la FIA. Quizás realmente se sintieron en desventajas técnicas, pero sobre todo fue porque Ferrari quedó 2do en el campeonato de constructores. El equipo de la bebida energizante podría haber ocupado ese lugar sin las victorias de Leclerc en Bélgica e Italia. La posición que ocupa una escudería en la tabla del campeonato de constructores incide directamente en el reparto de dinero. Son miles de millones en juego. La FIA decidió que tras el GP de Dubai (último del año) estudiaría la situación, pero esto fue muy mal manejado. Llegó el 2020 y no dijeron nada hasta terminados los test de Barcelona. Recién el viernes 28 de febrero lo comunicaron:
La FIA anuncia que, tras amplias investigaciones técnicas, ha concluido su análisis sobre el funcionamiento del motor de F1 de Ferrari y llegado a un acuerdo con el equipo. El contenido específico del acuerdo será cosa de ambas partes.
El comunicado es sorprendente, sobre todo su ultima parte. Eso fue lo que molestó a Red Bull, Racing Point, Renault, Alpha Tauri, Williams, Mercedes y Mclaren. Todos juntos mandaron un correo electrónico expresando su rechazo a la resolución y amenazaron con iniciar acciones legales:
“sorprendidos y conmocionados por la declaración de la FIA. Un regulador deportivo internacional tiene la responsabilidad de actuar con los más altos estándares de gobernanza, integridad y transparencia”.
Un día después, el jueves 5 de marzo, la FIA contesto a los siete equipos disconformes:
“La FIA no quedó completamente satisfecha con la investigación del motor Ferrari, pero decidió que una acción adicional no necesariamente resultaría en un caso concluyente, debido a la complejidad del asunto y a la imposibilidad material de conseguir pruebas inequívocas de una infracción” .
El sitio italiano Motosport dijo que una de las cláusulas del acuerdo entre Ferrari y la FIA es que los italianos habrían accedido a mostrarle trucos y secretos (los puntos grises del reglamento técnico) de sus autos a cambio de que la entidad le exija lo mismo a todos los equipos. Que esto haya sucedido una semana antes del primer GP del año genera una elevada temperatura en el mundo de las oficinas y boxes. Imagínense por un momento si las Ferraris son los autos más rápidos al inicio de la temporada 2020. Las sospechas volverían. ¿Podría empezar la batalla legal en medio de esta crisis? La única certeza es que los siete equipos enojados, cuando sea que arranque la F1, van a tener poner su foco en la velocidad de los autos rojos. Cualquier panorama es posible en esta guerra por los millones y mucho más aún con la Fórmula 1 en crisis económica.