Pichot quiere abrir el juego en el rugby mundial

Pichot quiere abrir el juego en el rugby mundial

El 26 de abril se celebrarán las elecciones presidenciales de World Rugby (el resultado se conocerá el 12 de mayo), y el ex capitán de Los Pumas intentará convertirse en “chairman” para impulsar una serie de cambios en un sistema que considera obsoleto.

EN CONJUNTO. Pichot no definió compañero de fórmula. Su intención, si gana, es trabajar en conjunto con sus rivales. “Es momento de redefinir el futuro del rugby, de hacerlo, juntos. Todos unidos”, señaló. EN CONJUNTO. Pichot no definió compañero de fórmula. Su intención, si gana, es trabajar en conjunto con sus rivales. “Es momento de redefinir el futuro del rugby, de hacerlo, juntos. Todos unidos”, señaló.

A los tucumanos ya no nos resultan novedosas esas alianzas políticas devenidas en rivalidades (una dinámica que viene marcando los últimos períodos de gobierno provincial), pero es exactamente ese el panorama actual en la conducción del rugby mundial: entre Agustín Pichot (vicepresidente de World Rugby) y el inglés Bill Beaumont (presidente) ya no queda nada de esa sintonía de pensamiento que los llevó a ser compañeros de fórmula hace cuatro años, de suerte tal que hoy son rivales en las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo 26 de abril. En realidad, todo se encaminaba a ser un trámite para la reelección de Beaumont (ahora aliado con Bernard Laporte, presidente de la Federación francesa), pero el ex capitán de Los Pumas -que hace tiempo había dejado entrever su intención de bajarse de la carrera presidencial- sorprendió al presentar su candidatura el sábado, cuando ya casi vencía el plazo para hacerlo. Un golpe de efecto de “AP9” que le aguó el festejo anticipado al inglés y que puede leerse como una devolución de gentilezas luego de que este le saboteara a Pichot el ambicioso proyecto de Nations Championship el año pasado.

En las últimas horas se sumaron varias voces de apoyo para el ex Puma, incluso desde Europa, bastión de su rival. Sucede que no se trata de otro Argentina vs Inglaterra ni de Europa vs Resto del Mundo, sino más bien de un “pasado/presente vs futuro”. Más allá de que Beaumont adoptó un discurso de campaña más abierto y progresista en su afán de captar voluntades entre los países emergentes -esos de los que el conservadurismo que representa se olvida después de las elecciones-, no dudó en defender los intereses de las potencias europeas ante las propuestas “revolucionarias” de su vicepresidente. En particular, la de la Liga de las Naciones (Nations Championship), que pretendía articular el Seis Naciones y el Rugby Championship dentro de una misma competencia anual, incluyendo la posibilidad de un repechaje con seleccionados de segundo orden. A las potencias europeas, muy satisfechas con la rentabilidad del Seis Naciones, no les hizo ninguna gracia la posibilidad de tener que repartir la torta de ganancias o de tener incluso que defender en la cancha su permanencia en la elite.

Esa desigualdad contra la que apunta Pichot se refleja incluso en el sistema de votación, en el que países como Italia tienen tres votos, otros como Japón tienen dos y algunos como Fiji apenas uno. Dado que el total de votos es de 50 y que sólo hace falta mayoría simple, el número que asegura la presidencia es 26. Por lo pronto, la fórmula Beaumont-Laporte tiene asegurados 20: los tres que le corresponden a cada integrante del Seis Naciones (18) más los dos que le caben a Europa como región. Pichot, por su parte, tiene en el bolsillo los 12 de las potencias del Hemisferio Sur (cada una tiene tres), el de Uruguay, y los dos que les corresponde a cada continente del Sur: Sudamérica, África y Oceanía. Podría contar también con los dos de Asia y con el voto correspondiente a Georgia, marginado por los europeos. La clave, entonces, estaría en los cuatro votos de Norteamérica (dos por continente, uno por EE.UU y otro por Canadá). Un dato no menor es que, si bien EE.UU. tiene buena relación con Pichot, que formó parte de su board, recientemente se declaró en bancarrota, y World Rugby es uno de sus acreedores. Esa urgencia podría jugar a favor de Beaumont.

Pichot cree que es momento de hacer la revolución en pos de un rugby más justo, de ganancias mayores y más repartidas, con más oportunidades para los que no las tienen. Quiere abrir el juego, como cuando era el 9 de Los Pumas.

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