“Pido justicia: quiero que encuentren a los asesinos y que se tengan que hacer cargo. No quiero que agarren a cualquier perejil. Que caigan los responsables”, reclamó Adriana Romero, madre de Elías Javier Robles, el joven de 23 años al que asesinaron de un disparo en la cabeza el viernes, para robarle un celular. “No puedo creer que esta gente rompa la cuarentena para salir a dañar a los demás. A mi me dejaron muerta en vida”, exclamó la mujer.
Era Viernes Santo y Elías Robles llevó choclo rayado para preparar el almuerzo con su madre y sus hermanos. Desde hacía poco tiempo, él se había mudado con su novia y su hija, a pocas cuadras de la casa materna en San Cayetano. Durante la siesta, el joven salió a la vereda para hacer una llamada y fue interceptado por dos motochorros, según testigos.
“Me dijeron que los asesinos son conocidos en el barrio. Un tal ‘Omarcito’ y un tal ’Cordobés’. Serían de la zona de ‘El Campito’, cerca del barrio, un lugar con muchos ‘aguantaderos’. Quienes los reconocen me aseguran que el cordobés habría estado involucrado en el asesinato de un operario de cable hace poco tiempo”, explicó Romero, en diálogo telefónico con LA GACETA.
“Me dijeron que la Policía detuvo a dos mujeres en una casa, donde encontraron un arma de calibre grueso. Van a interrogarlas para saber si tienen algo que ver con los asesinos de mi hijo. Se que está investigando la División Homicidios”, afirmó la mujer, que hizo hincapié en su deseo de que caigan los verdaderos culpables.
La Fiscalía de Homicidios, a cargo de Adriana Giannoni, interviene en la causa. Los investigadores encontraron en la vereda del pasaje Figueroa Román al 200, donde ocurrió el crimen, manchas de sangre, una ojota que sería de uno de los victimarios, una vaina de bala y un plomo de munición.
“La juventud está terrible hoy en día por el tema de las drogas. Si la Justicia fuera más dura con los narcos, no veríamos tanta violencia en los barrios. Cuidé tanto de mi hijo... ¿Y para qué? Si en dos segundos le quitaron la vida. En su momento no quise que comprara una moto porque sabía que podían matarlo para robársela”, lloró la madre de Robles.
La mujer explicó que se dedican a la venta de ropa en un puesto de la ex terminal, en El Bajo. Su hijo Elías era uno de los que la ayudaba. El joven era vendedor ambulante y bucaba en internet ofertas de ferias americanas y encargaba la mercadería. “Él nos seguía ayudando, tiene hermanos chicos que saben que deben continuar en la escuela para poder progresar. A todos mis hijos les inculqué el valor del trabajo y el estudio”, añadió.
Robles describió a Elías como una persona que “se dedicaba a su hija y a su familia”, y que nunca tuvo enemigos. “Soy creyente y siempre recé para que Dios cuidara de mis hijos. Hoy estoy preparando un velorio y siento que Dios me ha abandonado”, concluyó Romano, desconsolada.