Los detalles que extrañamos

Los detalles que extrañamos

PANDEMIA. La sociedad adopta medidas de prevención del coronavirus. PANDEMIA. La sociedad adopta medidas de prevención del coronavirus. FOTO TÉLAM
12 Abril 2020

Por Isaac Daniel Castro - Bailarín.-

Lo primero que percibí al enterarme de la pandemia fue un acumulo de sensaciones incómodas y sentimientos de miedo e incertidumbre, nunca imaginé experimentar una etapa de aislamiento social. Es un cambio rotundo en el ritmo de nuestras vidas que seguramente está generando grandes cambios a niveles personales, emocionales, psicológicos y sobre todo económicos, por el hecho de que todos vamos a tener que trabajar sobre conceptos de aquí en adelante.

Siempre digo que soy un ciudadano muy afortunado de poder vivir como un artista que puede llevar su profesión a un nivel socioeconómico digno, ya que esto no suele suceder en otras provincias o países. Soy bailarín del Ballet Estable de la Provincia, que depende del Estado, y docente de la Escuela Superior de Educación Artística, que también depende del Estado. La decisión de una cuarentena obligatoria de todos los trabajadores del Estado me posiciona en estos momentos en un lugar privilegiado de la sociedad, donde puedo resguardar mi salud sin que mi economía se vea afectada, aun cuando esta etapa culmine. Creo que es algo por lo que muchos que comparten mi situación deberían estar realmente agradecidos de estar en la Argentina. Y desde ese punto de vista, es donde creo que se puede generar un gran valor de responsabilidad social respecto a la salud: nada más sencillo que quedarse en casa y disminuir lo mayor posible el contagio. Me duele y me decepciona la humanidad cuando leo o escucho que no les interesa cuidarnos: salir a la calle sin necesidad, aumentar los precios de las cosas sin medida, crear pánico con informaciones falsas, etc.

Por otro lado, este clima de distancia entre las personas ha generado un aumento de la comunicación a través de diferentes medios, y el uso de la tecnología, incluso de personas que todavía se resistían a manejarla. Ahora es lo único que tenemos para estar en contacto con el otro. Siento que salimos de un período donde estos medios de comunicación, sobre todo el de las redes sociales, nos estaban dominando a tal punto de que nos era imposible poder compartir un charla con alguien en un café sin tener el celular en la mesa, mandar abrazos y besos por textos en vez de darlos, y otros pequeños y grandes detalles que comenzamos a valorar y extrañar. Espero que esta reflexión coincida con la de muchos.

Creo que es una gran oportunidad para replantearse objetivos personales, agradecer lo que tenemos, aprender a cuidarnos entre todos y en el futuro poder gozar de una compañía sin una pantalla al frente.

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