Jean Michel Basquiat: de los grafitis en las paredes y vagones a las grandes galerías

La película que realizó el artista Julian Schnabel muestra las calles de Nueva York con sus poetas y con sus músicos. El comercio del arte y la fama.

EL ARTISTA. Basquiat pasó de las calles a las grandes fiestas con Madonna, Andy Warhol y otras celebridades. EL ARTISTA. Basquiat pasó de las calles a las grandes fiestas con Madonna, Andy Warhol y otras celebridades.
Jorge Figueroa
Por Jorge Figueroa 09 Abril 2020

“¿Cuánto tarda uno en hacerse famoso?”, le pregunta Jean Michel Basquiat a un amigo mientras jugaban al básquet.

Desde el minuto 23, la película “Basquiat” de Julian Schnabel, reconocido artista neoexpresionista, plantea las relaciones entre el arte y el mercado. Cómo posicionarse en la escena de los años 80 y los 90; triunfar, en definitiva.

El amigo le responde: cuatro años, y para ser rico, seis. “Pero hay que vestir bien y juntarse con gente famosa; hacer amigos entre gente guapa, rubia, ir a las fiestas finas, tener vida social y dedicar la vida a hacer la obra, pero la misma, con igual estilo. La gente famosa suele ser muy boluda”, agrega. Unos minutos después el mismo personaje le dirá: “comercia, comercia, es lo que hace el artista”.

La película atrapa con un artista contemporáneo que comienza pintando grafitis rebeldes, sociales, en las paredes de Brooklyn, e incluso en los subtes de Nueva York (espacios en los que surgirá la cultura rapera y el hip hop, también reclamando los derechos civiles de los afroamericanos).

A los 27 años Basquiat falleció de sobredosis de heroína y sus obras se venden hoy por millones de dólares. De lo marginal pasó al mainstream en pocos años en los que, con su obra y sus relaciones, el artista haitiano se plantó ante otros grandes de Nueva York y Los Ángeles; fue en su segunda exposición en 1982. Y, más o menos, en cuatro años como le había dicho su amigo.

Con música de Rolling Stones y Tom Waits (y el jazz siempre presente), no se puede dudar que la gran escena son los 80: personajes de la calle, drogadictos, poetas, músicos y artistas constituyen el paisaje urbano que exhibe el director de la película.

Pero además con actores y actrices como David Bowie, Gary Oldman, Dennis Hopper, Courtney Love, Benicio del Toro, Christopher Walken, William Dafoe, y el propio Jeffrey Wright, como Basquiat.

Famosos y celebrities como le hubiera gustado al pintor.

En el film, el crítico René Ricard expresa: “Nadie quiere formar parte de una generación que ignore a otro Van Gogh”,

Neoexpresionismo

Entre las obras de Schnabel y Basquiat, el llamado bad painting (mala pintura) convoca a un retorno al expresionismo de inicios del siglo pasado, a los trazos salvajes en los muros o en los lienzos o lonas; con líneas básicas, simples, geometrizadas y una composición similar al art brut. Los soportes son distintos, pero, en un Estados Unidos dominado por la abstracción, se propone un regreso a la pintura figurativa.

En Schnabel puede observarse la presencia de Joseph Beuys y de Jackson Pollock; hay citas que no pueden soslayarse en los gestos. Ambos eran amigos y se indica que el mismo Schnabel está personificado por Oldman.

SAMO (así firmaba los primeros grafitis) vendió su primer cuadro “Cadillac Moon” por U$S 200, y cuando cumplió los 20 años, ya había ganado un millón de dólares.

Aunque la película no se regodea en su mundo, sí lo sugiere. Se vestía con trajes Armani pintados por él mismo, y estaba rodeado por Madonna, Robert Mapplethorpe y su mentor, Andy Warhol.

A su alrededor se creó la leyenda del joven de la calle. Pero fue su elección, porque sus padres no eran pobres. Llegó a vivir en un departamento pequeño en el sexto piso de un edificio que no tenía ascensor.

Cuando Schnabel tiene que definir su perfil, asegura que era muy competitivo. Aunque un tanto idealizadas, la película evidencia estas relaciones de fama, riqueza, glamour y, principalmente, el vínculo del arte con el comercio. En una cena, se escucha decir a un marchand que ya no se vende el arte sino las personas.

Es el momento en el que el arte, el pop sobre todo, se confunde con el diseño, el marketing, la publicidad y las celebridades. Ese mundo que lleva el sello de Warhol.

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