Abril suele ser un mes clave en las temporadas futbolísticas. Es el comienzo de ese sprint final en el que los equipos intentan cumplir con el objetivo antes de las vacaciones de invierno. Por supuesto que desde que el covid-19 se transformó en una pandemia nada de eso está sucediendo. El estadio José Fierro, que debería estar vibrando con partidos de la Copa de la Superliga, descansa en silencio absoluto. El complejo José Salmoiraghi, cuyo movimiento debería ser incesante por los entrenamientos del plantel de Primera, tiene las canchas completamente vacías. Pero detengámonos acá. El salón de fiestas del predio es quizás la única célula del club que sigue viva al día de hoy y de la mejor manera.
El 17 de marzo Atlético suspendió todas sus actividades, pero tres días más tarde anunció que abriría el complejo para alojar a personas en situación de calle debido a la emergencia sanitaria que todavía atraviesa el país. Ayer se cumplieron dos semanas desde que abrió oficialmente sus puertas y Atlético dejó atrás los abriles con partidos y entrenamientos a tope para dar lugar exclusivo a la solidaridad.
“Hasta el momento son 15 personas a las que se les brinda techo y comida”, le explica a LG Deportiva Gonzalo Carrillo, el directivo (es coordinador de la Subcomisión de Fútbol) encargado de llevar a cabo esta movida y con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social.
15 personas de las que se está haciendo cargo Atlético dándoles una cama y las cuatro comidas del día: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Las cuchetas están instaladas en el salón y es el cocinero que trabaja para los chicos que viven en el albergue durante todo el año el que les prepara las comidas. “Todo es de primera calidad”, agrega Carrillo. Las 15 personas son varones debido a la imposibilidad de generar una división en el caso de que hubiera una mujer, explica el dirigente, aunque todavía no se ha presentado el caso.
Las edades van desde los 16 hasta los 60 años, por lo que se trata de un grupo bastante heterogéneo pero en el que reina el buen clima. La predisposición de todos ayuda y también el club que no se conforma con dar techo y comida, sino que también los entretiene. “Complementamos todo con talleres de lectura, películas, juegos”, cuenta Carrillo. Para los que no saben leer ni escribir, hay pequeñas clases para que la cuarentena “decana” también deje enseñanzas.
“Buscamos darles una oportunidad, herramientas. Tratamos de que tengan hábitos de higiene y ganas de progresar”, explicó Diego Erroz a Los Primeros. Durante la semana pasada, las 15 personas recibieron la vacuna contra la gripe mientras el resto del planeta espera la del covid-19.
También hay espacio para cuidados un poco menos importantes. Algo que muchos no están pudiendo hacer, por ejemplo: cortarse el pelo. Un peluquero fue hasta el complejo y atendió a todos. Uno de los “clientes” pidió un corte especial: las siglas de Club Atlético Tucumán “escritas” con su propio pelo.
Es que el fanatismo no se acaba aunque no haya partidos y el movimiento más importante del club no tenga nada que ver con el fútbol pero sí con la solidaridad.
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