El contexto fue determinante. América Latina está sufriendo la epidemia de dengue más grave de los últimos años. Los casos tardaron en llegar en Tucumán. Pero cuando se conocieron los primeros contagios, a fines de febrero, se estimaba que la situación no iba a ser fácil de controlar. De hecho, este nuevo brote de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti ya es más importante que el último que tuvo la provincia, en 2016.
El último informe provincial indica que en Tucumán se estudiaron 1339 casos probables de dengue y se confirmó que hay 387 personas que se infectaron con el virus, cifra que ya supera el brote de 2016. Ese año, en total hubo 274 casos confirmados: el 80% fueron casos autóctonos y un 20% fueron importados. Otros 1.196 pacientes quedaron en estudio. A mediados del año del Bicentenario, el Ministerio de Salud concluyó que se había tratado de un brote de baja magnitud.
Al igual que hace cuatro años, esta vez el dengue se ensañó con el Gran San Miguel de Tucumán. Comenzó en las inmediaciones del parque Guillermina y luego se fue extendiendo por la mayoría de los barrios. La enfermedad también llegó con fuerza a Lules, a Yerba Buena y Alderetes. Lo que sí marcó la diferencia esta vez es que el 98% de los casos (379) son autóctonos. Y que por primera vez entró en circulación una nueva cepa del virus: el DEN 4. Antes sólo había ingresado el DEN 1 (el virus tiene en total 4 serotipos y los problemas ocurren cuando las personas corren riesgo de infectarse por segunda vez con una cepa distinta).
Hace 11 años
Pero si viajamos un poco más en el tiempo y nos vamos hasta 2009, los números son alentadores este año. En aquella epidemia, hace 11 años, Tucumán notificó 1.749 casos de dengue. La epidemia duró hasta mediados de mayo y una de las localidades más afectadas fue Aguilares, con 577 casos. En la capital hubo 616 enfermos y en Tafí Viejo, 147.
Andrea Lascano, encargada del área de Vigilancia de Arbovirus, de la dirección de Epidemiología local, sostiene que todavía no se puede hacer una evaluación del actual brote de dengue. Sí se anima a comparar las otras dos epidemias de la provincia: “la de 2016 fue de mucha más baja magnitud. Para empezar, ya teníamos la experiencia de 2009, lo cual nos predispuso a actuar de manera más temprana ante los primeros casos. Después de aquel año se generó la residencia de epidemiología. Además, en 2016, ya contábamos en Tucumán con un laboratorio de Salud Pública para hacer los diagnósticos aquí”.
“Si bien tuvimos muchos casos en 2016 , estos fueron bastante bien distribuidos en el tiempo y el brote presentó una meseta aplanada. En 2009, en cambio tuvimos un pico muy importante”, detalló.
Respecto de este año, al igual que en 2016, Lascano opina que el dengue encuentra al Sistema de Salud mejor preparado. No obstante, deja entrever que no pasa lo mismo en otros sectores que deben hacer su parte en la lucha contra el vector de la enfermedad, el mosquito Aedes aegypti. “Este es un problema multisectorial; todas las estructuras del Estado deben estar involucradas. Salud sí se fortaleció tras las dos primeras epidemias que tuvo Tucumán”, concluyó.
Un virus eclipsado
La médica viróloga María Susana López de Caillou, quien fue referente de dengue en Tucumán entre 1998 y 2018, también opina que 2016 y este año nos agarraron con más armas para afrontar los brotes. “Hoy todos sabemos más sobre el virus, el vector y la enfermedad”, resalta la especialista. No obstante, marca un punto importante: esta vez hay una complicación, que es la aparición del coronavirus. La presión de este nuevo virus hace que muchas veces se corra el foco, que las acciones de prevención del dengue pasen a un segundo plano, sobre todo en las casas.
Cuando analiza a fondo las otras epidemias, la viróloga recuerda que en esos dos años también el dengue tuvo que convivir con otras enfermedades que lo eclipsaban (aunque no tanto como ahora la covid-19). En 2009 fue la pandemia de influenza H1N1. En 2016, un brote de zika que arrancó en San Cayetano.
¿Qué fue lo que más le impactó de aquellos años?, le preguntamos. “El 2009 fue complicado porque en el laboratorio no teníamos para hacer diagnóstico molecular en casos de dengue (solo a partir de 2010). Casi simultáneamente hubo un brote de virus respiratorio sincitial y luego aparece en junio la influenza H1N1. En 2016 el brote de dengue confundió al sector salud porque se superpuso al zika. Para mi experiencia de años en virología fue el más impactante. Nunca, ni en sueños pensamos que un virus transmitido por mosquitos iba a causar malformaciones congénitas ni que se contagiaba por relaciones sexuales”, señaló.
¿Qué se puede esperar?
Por la experiencia adquirida en los distintos brotes de dengue, Caillou se anima a decir que es una enfermedad muy impredecible, que no se sabe cómo y hasta cuándo circularán los virus. “Aunque cada día hay más herramientas epidemiológicas e informáticas que pueden ayudar”, señala. Aclara que siempre, por cada caso confirmado de dengue, hay 10 o 20 que no se notifican.
El brote de 2009 registró casos hasta el 27 de mayo. El de 2016 fue más allá: hasta el 8 de junio. Las dos epidemias tuvieron sus picos de enfermos en abril, así que se puede inferir que aún no ha pasado lo peor. En todos los casos, mientras haya mosquitos habrá dengue, sintetizan las expertas.
Consejos
- Usá repelente y espirales, y cubrí a los bebés con tules. Colocá telas mosquiteras en puertas y ventanas.
- Eliminá los recipientes que puedan acumular agua y convertirse en potenciales criaderos en las viviendas.
- Si tenés síntomas, no te automediqués. Consultá al médico por estas señales: fiebre alta, malestar general, dolor articular y/o muscular, con o sin erupción.
El país: casos notificados
7.862 enfermos de dengue se confirmaron en el país este año
27.000 casos hubo en 2009
76.803 pacientes se confirmaron en Argentina, en 2016