Con largas filas en los supermercados y mayor presencia policial y militar en las calles, Italia se prepara para afrontar esta semana una avalancha de nuevos casos de coronavirus.
El gobierno italiano y las regiones del norte del país endurecieron en las últimas horas las medidas para frenar la difusión del Covid-19 a la espera de reducir los casi 5.000 contagios diarios de los últimos días y de frenar el récord de muertes que, con más de 4.000 víctimas fatales en un mes, posiciona a la nación europea a la cabeza del mundo.
Este domingo, supermercados de la capital Roma como el Carrefour de Via Gregorio VII, a metros del Vaticano, o el Pam de la estación Valle Aurelia, registraban filas de más de dos horas para poder comprar, luego de la decisión del gobierno de restringir la apertura dominical hasta las 15.
Además, para desestimular las salidas en familia con la excusa de hacer las compras y evitar las restricciones que se vieron en días previos, los grandes centros comerciales empezaron a habilitar el ingreso de una sola persona por núcleo familiar, reportó Télam.
Al mismo tiempo, las calles de Roma empezaron a mostrar hoy una mayor presencia de móviles policiales que reclaman con altoparlante que la gente se quede en su casa o que respete de forma estricta la distancia mínima de un metro si decide salir por algunos de los motivos esenciales que autoriza el gobierno, como compras, salud o trabajo.
Más de 50.000 personas se contagiaron de coronavirus en toda Italia hasta el momento de acuerdo a las cifras oficiales, aunque diversos estudios matemáticos y médicos plantean que la cifra podría ser hasta tres veces mayor ya que no se hacen test de Covid-19 a las millones de ciudadanos que permanecen en sus casas asintomáticos o con síntomas leves.
Según anunció el titular de la Protección Civil, Angelo Borrelli, el pico de contagios y muertes podría darse esta semana o la próxima, en línea con el vencimiento de las medidas de restricción que dispuso el gobierno, originalmente hasta el 3 de abril.
El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció a última hora del sábado el cierre de toda industria "no esencial" hasta el 3 de abril, aunque el propio premier ya confirmó que todas las restricciones serán prorrogadas.
Dentro de los rubros que seguirán abiertos el premier confirmó a los supermercados, bancos y farmacias, pro también negocios con una "esencialidad" cada vez más cuestionada por los italianos, como kioscos de diarios y puestos de tabaco.
En Lombardía, donde se registran más del 60% de los fallecimientos, el gobernador, Attilio Fontana, decretó una ordenanza para cerrar oficinas públicas, estudios profesionales y todo tipo de actividad al aire libre, demás de disponer el uso de escáners térmicos en los supermercados.
La también norteña Piamonte dispuso, a través de una iniciativa de su gobernador, Alberto Cirio, "cerrar todo lo que es posible en base a los poderes de la región"; ya que consideró que se trata "de la más grande emergencia desde la Segunda Guerra Mundial".