Diminuto, negro y salpicado con manchitas blancas. Al Aedes aegypti, el mosquito que transmite el dengue, lo tenemos bien identificado. Cada vez que lo vemos en casa, en estos días, entramos en pánico. Tememos que nos pique y que nos infecte. Para prevenir, los consejos que llegan desde las áreas de Salud Pública apuntan a vaciar todos los recipientes que puedan albergar agua. Para muchas personas con eso no basta. Quieren al insecto lejos, como sea. Por eso acuden a los comercios donde venden productos químicos y se llevan un arsenal de insecticidas.
“La gente está muy preocupada”, cuenta Marcelo Molina, dueño de un local en el cual las ventas de productos químicos subieron un 80% los últimos días. Sin dudas, los 47 casos confirmados de dengue en la provincia llevaron a los tucumanos a intensificar las medidas de prevención. El fin de semana se analizaron más de 100 personas con síntomas de la enfermedad y se detectó, por primera vez, que el virus ya circula en Lules. En San Miguel de Tucumán, Yerba Buena y Alderetes se reportaron la gran mayoría de los enfermos. En estas localidades circulan dos cepas del virus del dengue: los serotipos DEN 1 y DEN 4.
Líquidos derribantes, larvicidas y pastillas para el agua son los productos más buscados para combatir al Aedes. Algunos ya se están agotando, cuenta Molina, quien se encarga de tranquilizar a los clientes y sugerirles que lleven siempre los insecticidas aprobados para uso domiciliario y no productos agrícolas que pueden ser tóxicos. En ese sentido, aconseja llevar permetrina o etonfenprox. Igualmente, el experto siempre les dice a sus clientes que complementen estas acciones con limpiezas en el hogar, tirar los recipientes en desuso.
“Todos los productos que se usan para pulverizar y que pueden matar tanto mosquitos adultos como larvas son importantes cuando hay un brote de la enfermedad. Pero no hacen magia y hay que repetir las acciones cada 20 días”, puntualiza.
“Siempre trabajamos bien en enero y febrero, pero desde que empezó marzo aumentaron exponencialmente las ventas”, admite Carlos Vélez, de un comercio donde venden agroquímicos. Casi todos los productos que lleva la gente (cuestan desde $100 hasta $2.00) son para diluir en agua y luego pulverizar. “Siempre recomendamos aquellos que tienen etiqueta verde porque no son tóxicos. En esto hay que tener mucho cuidado”, indica. Según cuenta es preferible que las personas busquen su propio insecticida y que no confíen ciegamente en quienes hacen fumigaciones porque desconocen qué usan para rociar los ambientes.
La clave de las campañas sanitarias en estos días pasa por pedir a la población que haga un “descacharrado”; es decir, que tiren todos los recipientes que puedan acumular agua y convertirse en criaderos de Aedes aegypti. E incluso hay autoridades que desaconsejan las fumigaciones esgrimiendo que matan solo el mosquito adulto y no se dirigen a la raiz del problema: el lugar donde pone los huevos la hembra del mosquito. Además, usar insecticidas tiene sus riesgos: pueden ser tóxicos, dañar el medio ambiente e incluso desalentar el compromiso de los vecinos con la limpieza. Además, algunas investigaciones han probado que los mosquitos son resistentes a algunos insecticidas.
El ingeniero Julio César Vallejo, docente de Saneamiento Ambiental de la UNT, nos dio algunas respuestas sobre la eterna duda: ¿qué es mejor, descacharrado o control químico?
“Se dice la forma de prevención del dengue más efectiva sigue siendo el descacharrado de todos los recipientes que contengan aguas quietas y claras. Todos sabemos la cantidad de chatarra que acumulan vecinos, también las empresas -como por ejemplo maquinarias en desuso en el exterior-, y la distribuida libremente en toda la ciudad. ¿Será posible sacar toda esa charra y llevarla a un lugar seguro? ¿Cuál es el porcentaje real de deschatarrado que se hace en Tucumán?”, se pregunta el profesional.
“En una epidemia de Dengue el control químico es fundamental para disminuir la presencia del vector en sus estados larvales y adultos. Hay larvicidas usados a nivel mundial para ser aplicados en el agua acumulada en la chatarra con muy bajo impacto ambiental; con lo que se lograría actuar sobre las larvas disminuyendo la población de adultos de mosquitos sin mover chatarra alguna. Existen además productos para el control de adultos de Aedes habilitados por Anmat, de bajísimo impacto que pueden ser aplicados en canales con pastizales, gomerías, zonas de acumulación de chatarras, también a nivel domiciliario, industria Los activos usados son principalmente piretroides”, apunta.
Vallejo también también habla de las desventajas: “una de ellas es la compra y uso indiscriminado de productos químicos por los ciudadanos comunes, que puede ocasionar intoxicaciones a personas y animales domésticos”. “Otra situación preocupante es la aplicación casera de químicos por personas sin experiencia o por fumigadores temporales que no estén habilitados. Tucumán no cuenta con una ley provincial sobre manipulación de estos plaguicidas. No existe el uso obligatorio de receta de prescripción de aplicación de productos domisanitarios”, protestó.