“Andar en bicicleta por el camino a Alto Verde es jugar con el peligro”

Si hubiese habido barandas, no hubiera ocurrido. Luis Aguilera estaría pedaleando hoy. Estela Figueroa remarca esa condición: “Luisito... mi gran amigo... no estaría muerto si todo el recorrido del barranco hubiera tenido una protección. Pero lo único que tiene son yuyos. Eso es totalmente inseguro”, expresa la ciclista, en referencia al camino que conduce a los barrios privados Alto Verde I y II, en la ciudad de Yerba Buena.

En la edición del domingo de este diario, se publicó un informe sobre el estado de esa ruta, puesto en evidencia por los vecinos. El canal sin guardarrail, la socavación por debajo de la carretera y los baches que obligan a hacer maniobras bruscas representan las tres principales problemáticas. Figueroa coincide con la gente que vive en la zona. Porque además de cuestionar la falta de barreras, ella también habla de los pozos: hace cuatro años, quienes andan en bicicletas de calle escogían esa vía debido al buen estado del pavimento, cuenta. “Ahora es in-tran-si-ta-ble”, dice, y separa las sílabas.

En abril de 2017, Aguilera fue encontrado muerto en el fondo del canal Caínzo - Las Piedras. Si bien la Policía consideró que había sufrido un ataque de epilepsia que le hizo perder el control y desbarrancarse, Figueroa duda de esa hipótesis. Piensa que alguien pudo haberlo atropellado. Justamente, plantea una cuarta arista: la velocidad a la que circulan los autos. “Andan a las chapas. Espero que no ocurra otro Luisito”.

Sergio Salica dirige una academia de mountain bike. Aunque la entrevista con él se produce después de haber hablado con Figueroa, refuerza ese planteo sobre el exceso de velocidad. “La calle está llena de cráteres. Eso debería incidir para que se maneje despacio. Pero muchos conductores son intolerantes. A veces, cuando vamos en grupo, nos tocan bocina o pasan fuerte al lado nuestro”, relata.

Distinto es el caso del entrenador Sergio Acuña. Después del accidente de Aguilera, quitó ese circuito de sus rutinas. “Nunca más volví a pasar por ahí. Ni solo ni con mis alumnos”. Desde su mirada, los políticos, los jueces y los jefes de las fuerzas policiales son los principales responsables. “Por eso, estamos como estamos. ¡Que laburen!”, exclama.

Chau tren delantero

Los barrios Alto Verde I y II se encuentran en la comuna de Cebil Redondo. No obstante, la principal vía de acceso es a través de la avenida Perón. Se ingresa por la continuación de la calle Bascary, rumbo al norte. Hasta 2015, se trataba de una zona inhóspita. Hoy, ambos vecindarios suman unos 500 lotes. En breve, serán cerca de un millar, cuando acabe el loteo de Alto Verde III y El Portillo, dos nuevos countries.

El ingeniero y biker Alejandro Avila considera que se debe pedalear con mucho cuidado. “Tenés autos que vienen de frente. Autos que, para evitar los pozos, se cruzan de carril. Y autos a los que el ciclista se les interpone, para esquivar un pozo -reconoce-. Es jugar con el peligro”. A esa síntesis, este residente le añade los pastizales, que casi siempre están altos (”uno tiene miedo de que en cualquier momento le salga un ladrón de los costados”).

Luego habla desde el rol de conductor: remarca que es inevitable dañar el tren delantero del auto y observa que el tramo que recorren los camiones de la Municipalidad es el más perjudicado por los pozos. Aproximadamente a unos 100 metros del barrio Alto Verde I se encuentra el acceso al vaciadero municipal de residuos verdes. Antes, el ingreso quedaba por la avenida Fanzolato. Cuando los vecinos del barrio Bernel se quejaron porque, entre otras cosas, eso provocaba, igualmente, la rotura de esa calle, los gobernantes trasladaron el ingreso a la vía actual.

El viernes 14 de abril de 2017, Aguilera (44 años, ciclista, activista ambiental y presentador de perros de exposición) había salido de su casa aproximadamente a las 14.30 . Si hubiese sido una pedaleada como cualquier otra, habría estado de vuelta alrededor de las 17. Pero no fue una más. Fue la última. Lo hallaron en la negrura de la medianoche. Al cabo de horas de búsqueda. Y en el fondo del barranco, a unos 25 metros de altura de la ruta por la que había estado pedaleando horas antes. Tres años han pasado. El camino sigue igual y peor: con riesgo de derrumbe debido a la socavación, sin guardarrail y con baches.