Museo Timoteo Navarro: difunden el “secreto” de las obras por las redes sociales

Museo Timoteo Navarro: difunden el “secreto” de las obras por las redes sociales

Con un programa on line se conquista a los espectadores y se revela curiosidades, anécdotas y microhistorias de su patrimonio.

ANTES Y DESPUÉS. En un óleo del Alto Perú, después de la limpieza se descubrió que se trataba de Santa Inés Mártir y no San Juan.   ANTES Y DESPUÉS. En un óleo del Alto Perú, después de la limpieza se descubrió que se trataba de Santa Inés Mártir y no San Juan.

Hemos escuchado y leído numerosas veces que las llamadas obras de arte hablan por sí mismas. Pero sería necio sostener que dicen todo o gran parte de lo que desean. Jacques Derrida propone leer lo ilegible, pese a que fatalmente, hay un resto que quedará marcado sin lectura alguna.

Los museos contemporáneos se proponen políticas de conquista de público y de educación con las exposiciones de artistas invitados y con su patrimonio. Lejos quedó el rol exclusivo de cuidar y exhibir el patrimonio.

El conflicto es cómo hacerlo en un espacio que es insuficiente y que, como el Museo Timoteo Navarro de Tucumán, no tiene presupuesto ni para arreglar sus paredes ni reparar las grietas. Desde esta columna se ha citado a Boris Groys una y otra vez: “el museo deja de ser un espacio de contemplación para ser un lugar donde suceden cosas”. Internet modificó hasta la misma función. A los espectadores se los puede ganar en la visita física a la institución, pero también on line, en las redes sociales. Reformulando la mirada, tal vez, exhibiendo de otro modo, deteniéndose en lo no conocido, lo que no aparece.

Cada pintura o escultura, dibujo o grabado tiene algo que da a ver y algo que oculta: esto último constituye el núcleo que despierta la curiosidad, aunque no todo. (Paul Klee: “el arte no reproduce lo visible, sino que lo hace visible”). Ese añadido le da un valor distinto a una obra, permite conocerla desde otro lugar: con otra mirada, otra visibilidad.

“El objetivo de este proyecto es difundir las obras del patrimonio contando historias de las mismas de otra manera, conociendo a los artistas desde un lugar diferente y visibilizando anécdotas o información ‘secreta’ o poco conocida de sus historias”, cuenta Alejandro Esser, responsable del área de patrimonio del Museo Timoteo Navarro.

Desde el año pasado, la institución subió a las redes sociales un programa denominado “El secreto de tus obras” que tuvo y tiene gran repercusión. “Se pretende difundir estas curiosidades sobre nuestro patrimonio, ya que surge de la investigación sobre las obras y los artistas, abriendo la posibilidad a que el público conozca, reconozca y aporte a nuestro acervo; pueda preguntarse sobre el universo que se oculta detrás de una obra y que pueden ser un enorme aporte para entender como fue concebida y su relevancia para la comunidad”, agrega Esser.

El patrimonio del Museo está integrado por más de 900 obras (pinturas, esculturas, dibujos, grabados, cerámicas, fotografías, poemas ilustrados, arte textil) de artistas provinciales, nacionales e internacionales de los siglos XIX, XX y XXI.

Desde un poema

Una de las últimas publicaciones fue el grabado “Unos trabajan de trueno y es para otros la llovida”, de Myriam Holgado, que remite a un poema de Atahualpa Yupanqui, “El payador perseguido”. Este poema describe las duras experiencias de la vida de un obrero en un tono de protesta por los abusos y las injusticias que debe pasar por culpa de sus patrones, se puede leer en Facebook y Twitter.

El primer posteo se realizó el 6 de septiembre del 2019 y ya son 10 las publicaciones que se hicieron. “La repercusión es buena y tiene aceptación, ya que nos lo hacen saber a través comentarios personales y otros por las redes sociales”, indica Gloria Sáez, responsable del área de comunicación. “Esto también se puede ver a través de la cantidad de veces que son compartidas”, agrega.

En otro posteo, se advierte la presencia de familias de artistas. En la colección aparecen varios que, por ejemplo, eran hermanos; los Iramain (Juan Carlos y Demetrio), Audivert (Eduardo y Pompeyo), Briones (Juana y Juan Carlos), Bonome (Rodrigo y Alejandro) y las hermanas Aybar (María Eugenia y la “Tuca” Ana Matilde). En ese posteo se comparten las obras de los hermanos Iramain “Muchacho pelador de caña” - grafito sobre papel - de Juan Carlos y “Sin título” - óleo sobre tela - realizado por Demetrio.

“Todo surgió porque como no hay exposición permanente, hay que mostrar lo que tenemos, exhibir algo que vaya más allá de lo que se conozca, contar anécdotas o micro historias. La gente se copa mucho y hay gran interés. Siempre algún dato nuevo surge, alguien que te dice que esto fue así, que en el día a día se descubren”, agrega el investigador. Es que “trabajar con el patrimonio no es pasarle un plumero a las obras cada tanto”, dice Esser.

En el proyecto también se habla del edificio que alberga al museo.

La cuenta del Museo Timoteo Navarro se detiene en la influencia de los maestros sobre sus discípulos y de qué modo “Tuca” Aybar construyó su cañaveral a partir de un grabado de Pompeyo Audivert. Y la presencia de retratos de artistas realizados por otros artistas: Carlos Alonso pinta a un Lino Spilimbergo enfermo, avejentado (1967) y Ezequiel Linares a un elegante Timoteo Navarro (1985). Aurelio Salas pinta a Brígida Belcuore en 1950.

Pero hay otras historias que pueden ser contadas: como cuando se adquirió por donación la obra de “Unión de corderos argentinos” de Sergio Avello, que la Fundación Chandon compró en la Feria arteBA (2004). La instalación, que el Museo poco o nada la expone, fue elegida por un jurado integrado por cuatro personas. Tal vez sea porque difícilmente se encuentre en el patrimonio con qué relacionarla. A pesar de las instrucciones que vinieron escritas, tuvo diversas puestas. Le consta a este columnista (integró el jurado que la eligió) que en la feria se proponía de un modo, y que en esta ciudad tuvo montajes distintos. En definitiva, no se respetó la propuesta de Sergio Avello.

No era San Juan

Durante un trabajo de restauración realizado por el Laboratorio de Conservación y Restauración del Museo se produjo un descubrimiento. Al intervenir la obra titulada “San Juan Bautista”, un óleo anónimo ejecutado entre los siglos XVII y XVIII en el Alto Perú según la coordinadora del área Cecilia Barrionuevo, se pudieron ver detalles que antes de su intervención permanecían ocultos. “La aparición de una sutil diadema sobre la cabeza de la figura principal llamó la atención del equipo del Laboratorio, que luego de un estudio iconográfico pudo determinar que en realidad se trataba de Santa Inés Mártir, quien lleva un velo en su cabeza, en sus brazos un cordero con rostro humano y en su mano derecha la palma del martirio”, se puede leer en las redes sociales.

Museo Timoteo Navarro: difunden el “secreto” de las obras por las redes sociales
 ANTES Y DESPUÉS. En un óleo del Alto Perú, después de la limpieza se descubrió que se trataba de Santa Inés Mártir y no San Juan.   ANTES Y DESPUÉS. En un óleo del Alto Perú, después de la limpieza se descubrió que se trataba de Santa Inés Mártir y no San Juan.

Una de las más importantes y conocidas pinturas de Rembrandt es “La ronda de noche”. El óleo pintado en 1642 es, igualmente, una obra que caracteriza al barroco. En 1947, se limpió el cuadro que estaba deteriorado y oscurecido por la oxidación del barniz y la suciedad acumulada, y se descubrió que el título no se ajustaba a la realidad, ya que la acción no se desarrolla de noche sino de día.

Desde esa fecha, los avances tecnológicos han sido decisivos: ahora puede comprobarse cuando un artista superpuso una modelo encima de otra que había descartado o cuando modificó un gesto.

Making off

El interés de las audiencias por la trastienda de los museos o por el making off de los procesos artísticos es un fenómeno global. Según la BBC alrededor de cinco millones de personas se engancharon a las sucesivas temporadas de la serie de ese medio “Fake or fortune” , lo que sorprende al tratarse de un espacio televisivo dedicado al arte. “Fake or fortune” (falso o fortuna) fue concebido por el historiador del arte Philip Mould. Cada episodio es una apasionante investigación sobre la autoría de un cuadro con formato de reality show.

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