El feriado se refleja en un lunes de calles desérticas. Casi que no se ve un alma deambulando por el centro, quizás porque buena parte de los tucumanos se marcharon a carnavalear en Amaicha, Tilcara, Humahuaca o Purmamarca, y los que no, aprovecharon el receso para quedarse en casa y desconectarse de las obligaciones diarias entre mate y mate.
Pero en Tucumán también hay carnaval. Es día de partido y en La Ciudadela, la previa comienza a tomar temperatura en ciertos puntos estratégicos del barrio. Uno de ellos está a metros de la plaza ubicada en Frías Silva y Bolívar: desde hace años, allí se junta un grupo de hinchas de todas las edades y vinculaciones. Hay familiares, compañeros de colegio y amigos de amigos. Entre ellos están Fabrizio Espósito y Agustín Bascary, charlando sobre las posibilidades del “Santo” de lograr el ansiado objetivo del ascenso. “Al grupo lo veo bien, unido. Eso se nota y suma mucho”, opina Fabrizio.
“De todos modos creo que le falta un poco de regularidad en el juego. Hay partidos que juega bien y otros que no tanto, pero lo bueno es que los pelea hasta el final”, saca en limpio Agustín.
Mientras hablan, una corriente de camisetas blancas y rojas va fluyendo por la Bolívar en dirección al estadio, que va a reventar en la visita del único equipo que ha podido ganarle a este modelo 2019/2020 de San Martín. Y esa presión también juega.
“Nos ganaron allá, pero veníamos de la pretemporada, recién se estaban acomodando. Acá en La Ciudadela es otra historia”, anticipa Agustín. “Yo creo que lo va a ganar de prepo”, vaticina Fabrizio. Poco después, el equipo dirigido por Favio Orsi y Sergio Gómez le dará la razón a ambos. Tres puntos más a la bolsa del “Santo”, que ya le sacó siete a los de Junín. De todos modos, ambos coinciden en que todavía falta mucho. El campeonato es largo, y el que se relaja, pierde.
“Ciruja” y nada más
A la conversación se une Guillermo, que con 49 años se autoproclama como “uno de los más viejos” de un grupo que, aunque se junta siempre en el mismo lugar, no tiene nombre. “¿Que es lo más loco que hice por San Martín? Faltar a la confirmación de mi hija. Imaginate, me alzaron a puteadas en la casa. Pero bueno, era un clásico. Y eso que era un amistoso ja ja. Pero bueno, yo soy un loco de San Martín”, acepta el hombre.
Eso sí, loco de un solo amor. “Yo soy ‘ciruja’ y nada más. A mí no me importan los clubes de Buenos Aires. A eso yo no lo entiendo. ¿Cómo podés ser hincha de un equipo al que nunca lo ves? Es como tener la novia en Buenos Aires”, se queja Guillermo.
Al igual que Fabrizio, reconoce que lo sorprendió el buen trabajo de la dupla técnica. “Creo que nadie les daba dos pesos cuando llegaron. Cuando empezó el campeonato pensé que estábamos para mitad de tabla, pero me taparon la boca”, opina.
“Yo también tenía mis dudas al principio. Hablaba con mi viejo y mis amigos y me parecía que no estábamos para ir por el ascenso, pero se ve que los tipos son laburadores”, coincide Fabrizio.
“Creo que ellos entendieron a quién están dirigiendo. Porque San Martín es pueblo, es una locura. Lo que sí, creo que antes de traer tantos porteños, hay que trabajar más en las inferiores. Hay mucho talento en esta provincia”, cierra Guillermo.