La muerte de una mujer conmocionó al barrio Altos de González, en Villa Carmela. Gustavo Lora es el sospechoso de haber asesinado a Iris Medina, su mujer, durante la tarde del viernes.
Según explicó Julián Condori, segundo jefe de la Unidad Regional Norte, el hombre de 45 años se dirigió, alrededor de las 17.30, hasta el destacamento policial de la localidad para solicitar ayuda, ya que dijo haber encontrado a su pareja colgada de una viga cuando llegó a su casa después de trabajar. Se envió una ambulancia a la vivienda, donde el cuerpo médico confirmó que la mujer, de 27 años, se encontraba sin vida. En un primer momento, la causa fue caratulada como “muerte dudosa”.
Las características de las marcas en el cuelo de la joven, y una serie de lesiones que tenía el hombre, hicieron sospechar a los investigadores.
“Tras las primeras pericias realizadas al cuerpo de la mujer y en el lugar, desde la Fiscalía de Homicidios se ordenó la aprehensión del concubino, y el caso ya se encuentra a disposición de la Justicia”, informó Condori, quien agregó que se continía trabajando en la escena del crimen. La causa ahora se encuentra caratulada como “homicidio agravado”.
Ante esto, ordenaron la detención de Lora, quien ayer fue presentado en sede judicial para prestar declaraciones. Luego, continuó aprehendido.
José Manuel Montenegro tiene 48 años y está casado con la hermana del presunto femicida. “Es una excelente persona”, aseguró Montenegro sobre su cuñado.
“No sé qué pudo haber pasado. Creo que ellos dos son los únicos que saben qué pasó”, indicó Montenegro.
“Era una pareja rara”
Un joven rondín del barrio, que no quiso dar su nombre, describió que la pareja construía con sus propias manos la casa en la que convivían. “La mujer hacía la mezcla, y ayudaba a su marido con la construcción”, relató.
“Justo antes de las seis, escuché un ruido fuerte, como de un golpe a una chapa. Y luego el hombre, que suele irse de su casa a las 8.20, salió recién pasadas las 9. De todas formas después me enteré de que lo de este caso pasó a la tarde, así que no sé”, explicó.
“Era una pareja muy rara. Ella siempre estaba encerrada, no salía ni para comprar algo al kiosko de la esquina. No sé si su esposo no la dejaba salir o qué”, sugirió.
Además, detalló: “a nosotros, los policías nos dijeron que ella tenía marcas de golpes en el cuerpo, y que cuando él fue a decir que su esposa se suicidó, estaba muy tranquilo. Eso los hizo sospechar”.
“Es la segunda mujer de este hombre, y tenía mucha diferencia de edad. Me dijeron que él le pegaba y que era muy celoso, pero yo nunca escuché gritos o algo así. Lo que sí sé, es que el hombre siempre ponía la música muy fuerte”, aseveró el cuidador.
“Otra cosa que me llamó la atención es que, cuando vino la Policía, el hombre le pegaba cabezazos a la pared”, concluyó.
Bruno Salcedo, el dueño de un corralón que está a unas pocas cuadras de donde ocurrió el incidente, aseguró que la pareja acudía al corralón para comprar los materiales con los que construían la vivienda.
“Eran clientes míos, pero la relación con ellos era muy distante. Ella me mandaba mensajes desde su celular para pedir materiales, pero nunca usaba su nombre, siempre ponía el de Gustavo”, recordó.
“Cuando pasé por la casa después de los sucedido, lo vi a él llorando en la vereda. Eran muy especiales”, añadió.
En general, el resto de los vecinos coincidieron en que era una pareja a la que no se la veía seguido transitar por las calles del barrio, a pesar de que se habían mudado hace varios meses.
El vecino Alfredo Ferreyra, dijo a LA GACETA que “el hombre vino muy apurado, se metió a la casa a los gritos, y segundos después llegó la Policías”.
“No los conocía mucho. Como recién estaban terminando la casa no siempre dormían acá, así que no se los veía seguido”, contextualizó.
“Eran nuevos. Quedamos sorprendidos por la noticia porque este es un lugar bastante tranquilo. Por lo menos por ahora”, manifestó Roxana López, quien reside en el barrio.
Otra vecina, Romina Vaisblat, contó que algunos vecinos pudieron ver al presunto agresor llorando en la vereda, pero que no sabían por qué razón. “En un principio pensamos que le habían robado”, relató.