El mismo arco en donde Atlético concretó el miércoles su mayor alegría de 2020, fue donde se consumó su tercera derrota de 2020. Luego del 2-0 (y los penales) llegó el 0-2 ante Argentinos. Todo en menos de 72 horas. Un dato no menor para un equipo que todavía siente el desgaste del final de la exitosa serie ante The Strongest por Copa Libertadores, pero que en la Superliga no gana desde principios de noviembre.
¿Qué hubiese pasado si el ya histórico penal de Rolando Blackburn terminaba en el ángulo como el que pateó Santiago Silva, ayer? El ánimo del equipo sería totalmente distinto, teniendo en cuenta que el partido de ayer, antecede a otro muy importante: el que jugará el martes ante Independiente Medellín en Colombia.
El ánimo tampoco es un tema menor en este equipo. Sobre todo en sus dos improvisados capitanes en el partido de ayer. Leandro Díaz (llevó la cinta ante la ausencia de Cristian Lucchetti) pasa por un mal momento desde que empezó el año, pero el esfuerzo que mostró en la Copa fue digno de destacar. Trabajó extra durante los entrenamientos previos y pese a que no pudo convertir, aportó al equipo en todo sentido. Ayer, sucedió lo contrario. Quedó enredado en una discusión eterna que tiene Atlético con Germán Delfino.
Para pasar en limpio la relación del árbitro con el “Decano”: Delfino perjudicó en varias oportunidades al equipo, pero las decisiones que tomó ayer en contra de Atlético fueron completamente justas. El “Loco” saltó a cabecear y le dio un codazo a Miguel Torrén, que terminó con el pómulo hinchado. Una jugada típica que está siendo penada como sucedió ayer, cada vez más seguido.
Díaz le dejó la cinta de capitán a Guillermo Acosta, que entró tras su expulsión. El “Bebé”, recién ingresado y ya desencajado, le pegó un pelotazo a un jugador de Argentinos cuando estaba en el piso. Otra roja, a otro capitán.
Antes de eso, Gustavo Toledo había cometido un claro penal a Elías Gómez por una barrida desde atrás. Así llegó la apertura del marcador para el “Bicho”, que no había ganado en lo que iba del año. El segundo gol llegó tras una grosera desatención defensiva del equipo de Ricardo Zielinski.
Si hay una excusa que poner (totalmente válida) esa es la de tener que jugar menos de tres días después de uno de los partidos más desgastantes y largos del equipo en varios años. Pero la del árbitro, en este caso, no aplica.
El partido de Matías Alustiza, sobre todo en el primer tiempo, quedó ciertamente opacado por estas jugadas y el resultado final. De hecho, el partido de Alustiza se terminó cuando Atlético se quedó con uno menos y Zielinski debió rearmar su medio campo. El “Chavo” fue el sacrificado por el DT. Sacrificado como su labor en esos primeros 45 minutos y con pases y cambios de frente que le servirán muchísimo al equipo en el futuro.
Fue una derrota clara, incluso más que la que sufrió ante Boca partido en el que mereció mejor suerte. Sin embargo, las esperanzas internacionales permiten mirar con optimismo ese futuro. Es decir, seguir en la Copa y volver a ganar en la Superliga.