En esas listas tan habituales de “los 100 argentinos más ricos” o “más deseados”, si algún día se hiciera la de “los 100 argentinos más confiables” habría que incluir a este Atlético, que anoche volvió a ratificar que es protagonista contra todas las adversidades posibles: en el estadio del campeón, con una defensa improvisada y remontando una desventaja inicial. Si el 1 a 1 pudo tener sabor a poco porque, de haber un ganador, tendría que haber sido Atlético, la sensación de grandeza en Avellaneda sólo le quedó al equipo de Ricardo Zielinski.
Es cierto que, por lo general, el fútbol tiene cierta lógica y termina acomodando su realidad a cómo se hacen las cosas dentro de un club y de un plantel: que Atlético se esté preparando para la tercera Copa Libertadores de su historia no es casualidad. Pero, aclarado eso, hay partidos que tienen vida propia y se ríen de la meritocracia, esa palabra tan fea. Lo comprobó anoche el equipo de Zielinski en el primer tiempo, cuando se fue al descanso después de haber llevado el partido a su ritmo y haber tenido las mejores posibilidades de gol, en especial un remate de Leandro Díaz por encima del travesaño.
El desarrollo había sido tan a pedido de Atlético que, a pesar de su defensa de emergencia, sin Jonatan Cabral (suspendido), Bruno Bianchi (ya fuera del plantel) ni Fabián Monzón (suspendido), y con Marcelo Ortiz en un puesto poco acostumbrado (que llevó a Guillermo Acosta al lateral derecho), el Racing del debutante Sebastián Beccacece transpiró el partido como si estuviese jugando en una sauna. Y aunque es verdad que Buenos Aires era un horno, esa dificultad que atravesó el campeón defensor fue más mérito de las brasas con las que Atlético regó el campo de juego que de la temperatura ambiental.
Que Mauricio Martínez haya aprovechado un sinfín de rebotes tras un buen tiro libre de David Barbona, o que el tiro libre de Ariel Rojas haya pasado a centímetros del arco de Gabriel Arias, forma parte de la fortuna –a veces a favor, otras en contra- propia del fútbol. Pero antes y después de las primeras acciones en las áreas, e incluso del empate de Javier Toledo, Atlético demostró durante toda la noche que comenzó 2020 con señales positivas.Tal vez por prejuicios, tal vez por ignorancia, hay gente que en el ambiente del fútbol sigue señalando a Zielinski como un técnico cauteloso: ningún equipo es defensivo si junta de visitante a Lucas Melano, Toledo, Díaz y Ramiro Carrera, los cuatro protagonistas (en mayor o menor medida) del empate. Extraordinario el ex Belgrano en la recuperación y asistencia a Carrera, que envió el centro mortal que casi convierte el tucumano y que en dos tiempos aprovechó Toledo, de racha positiva con el gol como a finales de 2019.
Ese 1 a 1 llegó después de Atlético multiplicara su superioridad durante los primeros 15 minutos del segundo tiempo. Y aunque después del gol sacó el pie del acelerador, es posible que Melano y Acosta se lamenten durante toda la semana la doble tapada con la que Arias evitó un 2-1 que habría sido justo para un Atlético que demostró altura en su preparación para La Paz para enfrentar a The Strongest.