BUENOS AIRES.- Así como George W. Bush se fortaleció tras invadir Irak y Afganistán luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Donald Trump busca beneficiarse con el asesinato de un poderoso general iraní para ganar la reelección el próximo 3 noviembre.
Cuando empiecen a principios de febrero los “caucus” (sistema para elegir delegados) en la rural Iowa, los electores evaluarán no sólo las políticas de salud y de inmigración, sino también el intrincado conflicto con Irán luego de que Trump ordenara matar al comandante Qasem Soleimani.
Y es que este militar, quien era jefe de la fuerza de élite Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, muerto con un dron de precisión el 3 de enero, no era sólo un distinguido jefe castrense, sino quien -se cree- controlaba en los hechos la política exterior de Teherán.
En las últimas décadas, y especialmente de la mano de Soleimani dentro, Irán expandió su red de alianzas e influencias en la región. (Se informa por separado)
La guerra no querida
El presidente estadounidense, por el momento, ha desestimado la posibilidad de una guerra con Irán, país al que acusa de llevar a cabo “actividades terroristas”.
Cinco días después de liquidar a Soleimani, a quien acusó de tramar ataques contra objetivos estadounidenses, Teherán atacó en represalia dos bases de Washington en Irak, y aclarando que el ataque es apenas una “bofetada” en su “venganza” contra la Casa Blanca.
Una vez más la situación se ha enrarecido en Medio Oriente. El asesinato de Soleimani le ha dado un giro radical a la siempre difícil relación entre Washington y Teherán.
Según el sociólogo Patricio Navia, profesor de la Universidad de Nueva York y de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile, “si bien una guerra sería costosa para Estados Unidos, sería también devastadora para Irán. Por eso, Teherán probablemente va a reaccionar con más mesura”.
“Trump podrá anotarse una victoria ante el público estadounidense. No es el primero, ni tampoco será el último presidente que trata de aumentar la tensión en un conflicto internacional para favorecerse electoralmente en el año que le toca ir por la reelección”, afirmó el analista.
Encuestas y urnas
De acuerdo con una encuesta de Reuters/Ipsos, que analiza el “impeachment” (juicio político) y la confrontación con Irán, el índice de aprobación de Trump permanece “estático”, con un respaldo del 43% y una desaprobación del 53%. El sondeo se realizó sobre 957 casos consultados entre el 6 y el 7 de enero.
Si bien las cifras son adversas para el mandatario republicano, su correlato electoral siempre es difuso en el caso de EEUU porque, por un lado, el sufragio no es obligatorio en ese país.
Por otro lado, la elección del mandatario es indirecta: cada Estado vota electores a Presidente. Y no hay sistema proporcional en este caso: el partido que gana por un voto se lleva todos los electores de ese Estado. Consecuentemente, como ya ha ocurrido, un Presidente puede resultar electo gracias a la victoria en una serie de Estados determinantes, aunque en el resultado global de sufragios tenga menos votos en las urnas que su oponente.
Más allá del uso que se pretenda darle al conflicto en materia política, la tensión entre la nación asiática y la norteamericana es real. Y crispada.
“Estados Unidos siempre ha llevado a cabo atrocidades y crímenes en la región y en el mundo, pero nunca ha logrado la victoria ante el Irán islámico” dijo Ali Fadavi, subcomandante de la Guardia Revolucionaria iraní.
Trump repetió que no permitirá que Irán construya una bomba atómica. Por lo tanto, llamó a que se realicen nuevas negociaciones para reemplazar el acuerdo nuclear de 2015, del que Washington se retiró en mayo de 2018.
El “impeachment”
El jefe de la Casa Blanca vive su pelea con Irán en el marco del proceso de “impeachment” por presionar supuestamente a Ucrania para que le brinde información perjudicial sobre uno de sus principales rivales demócratas, Joe Biden, y su hijo Hunter.
Aunque el juicio ya tuvo la aprobación de la Cámara de Representantes, el pasado 18 de diciembre, tras acusar a Trump de “abuso de poder” y “obstrucción de la labor del Congreso”, se estima que el magnate será absuelto por el Senado, de mayoría republicana.
Paralelamente, Trump acaba de recibir una noticia sumamente favorable para su cruzada contra el régimen persa. Irán reconoció que derribó por error un avión de línea ucraniano, con 176 personas a bordo, el miércoles pasado. Previamente, Teherán había negado toda responsabilidad en este hecho. (Se informa por separado)
Después de invadir Irak y Afganistán, el republicano Bush logró su reelección el 2 noviembre de 2004, tras vencer al demócrata John Kerry, por 50,7% a 48,3%. Ese antecedente no sólo es considerado auspicioso por los “halcones” de la Casa Blanca, sino que se convierte en una expectativa con datos estadísticos. (Télam)