El sábado pasado volvió a producirse un robo en una casa ubicada en Marcos Paz al 700. Desconocidos ingresaron a un domicilio forzando la puerta y sustrayendo bienes del interior. “Estamos a merced de los ladrones. Hasta entran a las casas de las personas. Estamos muy expuestos”, acusó Robert Robles, un peluquero que enumeró uno por uno los hechos de inseguridad que se cometieron en ese sector de Barrio Norte.
Robles contó que entraron a robar en su peluquería el año pasado y que hubo otros casos en la cuadra. Manifestó que en esa cuadra entraron a robar en departamentos de un par de edificios y en varios negocios.
1. Se registraron diferentes casos:
Carlos Frías, portero de un edificio ubicado sobre calle Santa Fe al 800, contó que en el lapso de una semana sufrieron varios ataques. Allí personal de Robos y Hurtos detuvo a un falso cerrajero que entró al lugar. Pero la Justicia ordenó el lunes 30 que fuera puesto en libertad, ya que se trataba de una tentativa de robo, delito que es excarcelable.
El trabajador le contó a LA GACETA que el primer robo se produjo en la siesta de Navidad. “Entró un hombre y sustrajo matafuegos, una caja navideña y otras cosas que no pueden verse en las imágenes que tomaron las cámaras de seguridad del edificio”, detalló.
Mientras que el segundo hecho sucedió el penúltimo día de diciembre. También durante la siesta, el mismo hombre entró para sustraer más bienes del inmueble. Esta vez, el encargado logró advertirlo a tiempo y evitar que el delincuente escapara. Llamó a la Policía, que asistió al lugar y detuvo al sospechoso. Después de revisarlo, los hombres de la Brigada le sustrajeron un manojo de llaves y un alambre con los que intentaba entrar a los departamentos.
Frías, siguiendo imágenes que quedaron grabada, dijo haber reconocido al sospechoso por un tatuaje en su brazo. “Cuando se acercó, noté que tenía el mismo dibujo que el hombre que había entrado la última vez. En ese momento, lo empujé y rápidamente cerré las puertas para que no se escapara”, sostuvo.
El trabajador contó que, mientras esperaba la llegada de lo policías, el sospechoso le pedía que lo dejara salir. “Estaba muy nervioso, quería irse a toda costa”, añadió. Frías aseguró que el año pasado también sufrieron de la inseguridad. “Entraron una vez en septiembre, y ya son comunes los robos en la zona. Atacaron a una chica en la esquina y recientemente robaron en edificio que está a la par”, comentó.
La pizzería que está en la esquina de Marcos Paz y Maipú también fue castigada por la inseguridad. Un delincuente rompió un vidrio y entró. “Forzaron la caja registradora, sacaron algo de plata que había ahí, y se llevaron la grabadora de las cámaras de seguridad”, relató Mariana Cisnero, dueña del local.
La mujer, al igual que los demás entrevistados, dijo conocer otros casos de asaltos en la zona. “Hace cinco meses le robaron a una señora que vive al frente. Entraron y le sacaron todo”, comentó. La dueña del comercio contó que los policías se presentaron luego en el lugar. “Después vino Criminalística, tomó las huellas, pero nunca más me dijeron nada. Quedó en la nada”, declaró.
La mujer consideró que debería haber más presencia policial en la calle. “No puedo creer que en barrio Norte tenga que pensar que necesito un botón antipánico”, declaró.
Otro de los casos que sirven para ilustrar la situación actual, es el que ocurrió en un local de ropa llamado “El Almacén”, de Marcos Paz al 700. En los últimos meses, el lugar fue robado en dos oportunidades. En uno de los casos, según el testimonio de Belén Mora Ordóñez, un desconocido ingresó por el techo del local. “Llegué a trabajar a la mañana y estaba rota la puerta de madera de atrás. El tipo estuvo 40 minutos en el local, y nunca sonó la alarma”, informó la empleada, quien contó que se llevaron bienes por el valor de más de $ 20.000.
2. Los vecinos critican a la policía
El dueño de la peluquería comentó que siempre que ocurre un caso de inseguridad, la persona afectada realiza la denuncia correspondiente. Sin embargo, según explicó, no reciben respuesta efectiva por parte de la policía. “Siempre hacemos lo que corresponde, pero parece que no hacen nada. No podemos esperar que sigan robando y que la policía no haga nada”, manifestó. Robles indicó que muchas veces los delincuentes quedan grabados por las cámaras. “Creo es hora de que se terminara con la puerta giratoria”, explicó el portero Frías. “Entran y salen como si nada”, acotó. La empleada de la tienda de ropa le comentó a LA GACETA que ahora ve más policías en la zona que antes, pero que hace falta que aumentaran la presencia de efectivos en las calles.
3. Las víctimas sospechan de todos
El peluquero apuntó a los cuidacoches que trabajan en la zona. “Podrían pasar información a delincuentes si las personas están en sus casas o no. Saben a qué hora entrás, a qué hora salís...”, explicó. La dueña de la pizzería de Marcos Paz y Maipú explicó que no todos los cuidacoche podrían estar relacionados con los hechos delictivos. “Sin embargo, hay algunos que vienen una semana, ven los movimientos y se van. De hecho, me dijeron que fue uno de ellos el que entró aquí”, denunció Cisnero. Mora Ordóñez se sumó a las sospechas: “Tengo entendido que algunos trapitos se presentan durante la noche, están una semana y se van todo resulta ser muy sospechoso”.
4. Los residentes ya tomaron medidas
Para hacerle frente a los problemas de inseguridad que sufren, los vecinos de ese sector de Barrio Norte evaluaron la posibilidad de contratar personal de seguridad para que trabaje en los horarios de mayor vulnerabilidad. Los habitantes del edificio que había sufrido los supuestos robos del “cerrajero” contrataron personal de seguridad privada, que comenzó a trabajar el 26 de diciembre. “Además, cambiaron la cerradura por una de mayor resguardo e instalaron más cámaras en el lugar”, manifestó Frías. Cisnero, expresó que, entre los vecinos, pensaron en contratar seguridad privada para que custodie toda la cuadra. “Es muy difícil llegar a un acuerdo, ya que casi todos los edificios cuenta con su propio servicio. Entonces, no se adhieren fácilmente a la propuesta”, sostuvo la mujer. Añadió que a los comerciantes se les hace muy difícil asumir los costos de contratar seguridad privada las 24 horas. En sintonía con su vecina Mora Ordóñez, explicó que por precaución mantienen la puerta cerrada del local. “Después de la segunda vez que entraron, la dueña cambió las combinaciones de la cerradura, y las cámaras y sensores que funcionaban mal. Todos estamos buscando la manera de cuidarnos”, sintetizó.
5. Los horarios están bien definidos
Los robos se registraron durante la siesta y por la noche, cuando hay menor movimiento en las calles. “No pasa nadie por la calle y aprovechan la situación”, comentó el portero del edificio. “En la siesta, los arrebatos ya se volvieron algo usual, pasa todo el tiempo”, lamentó la dueña de la pizzería asaltada. “En nuestro caso, los robos se dieron a la noche”, informó la empleada de la tienda de venta de ropa que resaltó además que la ola de robos es reciente. “Antes no sucedía con tanta frecuencia. Trabajo desde mayo y al principio era una zona tranquila. Ahora tengo miedo venir a cumplir con mi tarea”, finalizó la joven empleada.