Está tranquilo y feliz y lo hace notar. Juan Imbert atiende el llamado de LG Deportiva y no se muestra acartonado como cualquier entrevistado: “Estoy acá en mi casa, tranqui. Descansando un poco, ja”.
El “casi” nuevo refuerzo de San Martín disfruta cada momento con los suyos. Hace cinco días rescindió su vínculo con Quilmes y rápidamente pegó la vuelta a sus pagos. Eso sí, cuando muchos pensaban que su llegada al “Santo” podía servirle como elemento paliativo al desarraigo, él frena en seco. “A esta posibilidad no la pensé por el lado de estar cerca de la familia. Hace tiempo que venía esperando esta posibilidad. Tenía ganas de jugar en un equipo grande, con objetivos importantes”, explica Juan, ese que se crió en la inagotable cantera de CEF 18, que terminó de formarse en Boca y que espera que 2020 sea el año en el que su carrera pueda dar el definitivo salto de calidad.
Por todo eso fue amasando con muchas ganas su llegada a La Ciudadela. El contacto no fue algo de un día para el otro; en Bolívar y Pellegrini querían desde hace tiempo a Imbert y Juan Martín venía soñando con saltar al campo de La Ciudadela, vestido de rojo y blanco, desde hace rato.
Por eso, cuando Roberto Sagra lo llamó, no lo dudó. “Me sentía estancado porque no jugaba en un equipo con objetivos grandes. La posibilidad de llegar a San Martín es inmensa; hay grandes jugadores, la competencia es dura y el equipo viene demostrando que tiene todo bien claro”, asegura dejando de lado su paso por Atlético entre 2014 y 2015.
Prefiere no entrar en esas odiosas comparaciones. Lo de él es mirar hacia adelante e intentar proyectar un buen presente. El saltar de una vereda a la otra no le hace ningún tipo de ruido. “Lo tomo como un gran desafío. Me motiva saber que voy a tener que dar lo mejor de mí. Quiero ganarme un lugar y colaborar para que San Martín logre el objetivo que se trazó al inicio de este campeonato”, remata.
Eso sí, en Tucumán el amor por los dos grandes está bien marcado, y Juan siente que muchos de los suyos cuentan las horas de verlo correr por la Pellegrini, de encarar hacia el arco de la calle Rondeau o de gritar goles en el “milagroso” de la Bolívar. “Tengo muchos familiares y amigos que son hinchas de San Martín, y están todos contentos. Piden que se resuelva todo favorablemente y esa es otra gran motivación”, dice agrandando la apuesta. “Sé lo que significa vestir esta camiseta y la responsabilidad que implica. Voy a dar lo mejor de mí; quiero lograr cosas importantes”, sentencia, pensando ya como un “ciruja” más.
Mientras charlaba con Sagra e iba puliendo detalles para su llegada, también se tomó su tiempo para hablar con Favio Orsi y Sergio Gómez, los entrenadores que lo pidieron y que esperan tenerlo a disposición el lunes 6 de enero cuando comience la pretemporada. “Me dijeron que me querían porque puedo desempeñarme en varias funciones. Tienen la idea de que puedo ser importante de mitad de cancha hacia adelante”, sentencia un Juan “chocho” de la vida.