A las vacaciones hay que saber sacarles el mayor provecho. Es el momento ideal para liberar tensiones, refrescar la mente y cargar pilas de cara a lo que se viene. Pero esa etapa del año siempre parece ser insuficiente; todos quieren más y más; aunque siempre se deban celebrar los días que tocan.
Los jugadores y el cuerpo técnico de San Martín no quisieron perder el tiempo. Ni bien quedaron liberados el pasado miércoles 4 de diciembre, dieron inicio a una etapa recontra esperada durante los últimos meses en los que el equipo realizó un esfuerzo supremo para cerrar un segundo semestre de 2019 casi perfecto.
Mientras llevaban a cabo las últimas semanas de entrenamientos del año, los jugadores dejaban en claro que esperaban con ansias el más que merecido descanso.
Para colmo, como es casi una marca registrada en el ambiente del fútbol, el receso estival, a lo sumo, entrega un mes de descanso. En este caso, para San Martín serán 33 días, tendiendo en cuenta que el lunes 6 de enero en Bolívar y Pellegrini volverán a reunirse para dar inicio a los trabajos de pretemporada con miras al reinicio de la competencia oficial.
El sol, la arena y el mar parecen ser un combo ideal para relajar tensiones y cargar pilas de cara a una primera mitad de año que será tan o más exigente que la última parte del año en curso. Por lo menos así lo reflejan las redes sociales de los integrantes del plantel “santo”.
Mientras algunos futbolistas aprovecharon para partir raudamente hacia sus respectivas ciudades para compartir algunos días junto a sus seres queridos, otros eligieron distenderse en la playa.
Emiliano Amor, Abel Luciatti y Gonzalo Rodríguez, entre otros, buscaron recuperar energías en las cálidas aguas del Caribe; en tanto que Emiliano Purita, al igual que el año pasado, decidió volver a las costas uruguayas.
Pero claro, no fueron los únicos. El entrenador Sergio Gómez ni bien dejó nuestra provincia, pasó por su casa en Buenos Aires, cargó a su familia y partió rumbo a las playas de nuestro país.
Las vacaciones no son extensas como todos querrían, pero en La Ciudadela nadie pierde el tiempo. La idea es cargar pilas para una segunda etapa dificilísima y la plata parece ser el lugar ideal para conseguirlo.