“Es muy mezquino decir que no se puede enseñar a escribir”

“Es muy mezquino decir que no se puede enseñar a escribir”

El escritor, editor y periodista José María Brindisi habló de su último libro, “Kamikaze”. Oficios, lecturas y muerte.

JOSÉ MARÍA BRINDISI. Es escritor, periodista y docente. Contó cómo conjuga estas tres profesiones. JOSÉ MARÍA BRINDISI. Es escritor, periodista y docente. Contó cómo conjuga estas tres profesiones.
18 Diciembre 2019

“Kamikaze”, el nuevo libro de José María Brindisi, construye relatos en los que los personajes atraviesan duelos, piensan en el suicidio y reflexionan sobre las decisiones tomadas en la adultez, no con una nostalgia que los paraliza sino con una melancolía que les permite resignificarse. Brindisi, también autor del libro de cuentos “Permanece oro” y de las novelas “Berlín”, “Frenesí”, “Placebo” y “La sombra de Rosas”, explicó cómo fue el proceso de trabajo del libro, editado por Entropía.

Editor y director de la revista “El ansia”, docente y periodista, el autor también dio cuenta de cómo dialogan esos oficios con su proceso creativo.

- ¿Cómo se fueron construyendo los textos que componen “Kamikaze”?

- Son cuentos que escribí a lo largo de quince años. Creo en el concepto de libro. Nunca escucho un disco haciendo random la primera vez. Lo mismo me pasa con los libros de cuentos. El tercer cuento y el segundo vinieron uno después de otro por algo, se buscó un efecto y me gusta leerlo de esa manera. El todo es mucho más que la suma de las partes. Cuando la literatura pasa a ser tu vida empezás a pensar en el concepto de libro.

- También está la muerte desde distintas perspectivas.

- Evidentemente hay cosas que se repiten. Si me apurás los temas son el amor, el poder y la muerte. No me parece casual. ¿Cuántos temas hay que puedan competir con esos?.

- La lectura aparece como modo de salir de la melancolía.

- A mí la lectura me cambió la vida y ¿por qué no voy a permitir que se la cambie a mis personajes? Un amigo decía que la literatura construye posibilidades futuras y me gusta pensar la lectura desde ahí. La lectura es la posibilidad de dialogar entre líneas con otras posibilidades. A su vez, distingo la melancolía de la nostalgia, que me parece un sentimiento pasivo. En cambio, la melancolía es un sentimiento muy diferente, es un estado de ánimo, ambiguo por excelencia, es una suerte de epifanía sostenida.

- ¿Cómo dialogan tus otros oficios con la ficción?

- No soy nada enemigo del oficio y las herramientas que aporta el periodismo. Hay muchos escritores que se pelean con eso. El periodismo me ayudó a ser más preciso, a ser más consciente de ciertos aspectos estructurales. Cada vez soy menos periodista y más editor, además hago crítica literaria. La docencia me dio un montón de cosas: hablar en voz alta de los cuentos me aportó herramientas. Lo único que me aburre o me violenta es el desgano. Es muy de nicho y muy mezquino decir que no se puede enseñar a escribir. No hay un manual, cada uno será quien es pero hay una gimnasia, hay cuestiones técnicas.

- ¿Qué lecturas acompañaron el proceso de escritura?

- Miguel Briante dijo que las influencias tienen que ver con el momento de escritura en el que uno está parado. Hay varios textos a los que vuelvo seguido, por ejemplo, Hemingway; nadie describe como él. (Télam)

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