Primera dama, esa difusa figura de la política

Primera dama, esa difusa figura de la política

Están en el ojo de todo el mundo. No son “mujeres de”, sino compañeras que suman o restan a la figura del mandatario.

Las redes dicen mucho sobre ellas. De hecho, allí visibilizan sólo lo que quieren que se conozca. Entonces, la información del perfil de Instagram constituye una tarjeta de presentación. Fabiola Yáñez, la nueva primera dama, comienza su bio -y termina- con su profesión: periodista, actriz, licenciada en periodismo, conductora de TV y radio. En cambio, Juliana Awada, quien ocupó esa función los últimos cuatro años, primero se define como mamá y segundo, como “esposa de Mauricio Macri”. Luego sigue con su rol de diseñadora.

“La primera dama no es sólo la mujer ‘de’. Aporta a la imagen de ese primer mandatario. Acompaña y también le suma o le resta. No es una figura más. Es una figura en la que se ponen los ojos, sobre todo en el momento de la asunción”, comentó a LA GACETA Elena Gordillo, técnica superior en Ceremonial, Protocolo y Organización de Eventos, e integrante del equipo de Ceremonial y Protocolo de la UNT.

Ayer, la también docente de la Unsta escuchaba a un especialista en Ceremonial y Protocolo de la Nación que decía que a la primera dama se le pide que desde su indumentaria hasta sus zapatos sean de algún diseñador o artesano de Argentina. Y ella lo resaltó: “se ponen muchos ojos (del país y del mundo) en la primera dama, por lo que debe estar acorde, bien vestida, con presencia y sobria. Todo medido y equilibrado. Eso aportará a la imagen del mandatario”, opinó Gordillo.

Justamente para la asunción de Alberto Fernández, Yáñez, su novia, usó un vestido cuello bote color nude, con un lazo a la cintura y falda evasé a la rodilla. Fue sobrio y refinado, al igual que su maquillaje y su peinado: un semirecogido hacia atrás. El vestido fue realizado por Evangelina Bomparola, diseñadora que en el pasado estuvo en pareja con Franco Macri, padre del ex presidente. Y -a su vez- se trata de una firma que Awada usó en numerosas presentaciones, como en la cumbre del G20, cuando recibió a Brigitte Macron, primera dama francesa. Los zapatos que ayer eligió Yañez fueron de la firma Sylvie Geronimi. Todo “hecho en Argentina”.

En los últimos meses, la flamante primera dama usó su cuenta de Instagram para mostrarse más en eventos sociales y en actos que en coberturas periodísticas. También renovó su look: ahora prefiere vestidos midi o sastreros, con cinturones o lazos para marcar la cintura. Los colores claros y lisos prevalecen por sobre las estampas. Y al pelo ahora lo lleva más corto, casi siempre alisado o con unas ondas suaves.

Se dice que Juliana Awada dejó como legado una vara muy alta. Eso tiene una razón: la saliente primera dama es experta en estilos, ya que lleva a cuestas un “linaje” de empresarios relacionados con la moda. Al punto que, durante la visita de los reyes de España a Argentina, la revista Vogue edición española la consideró como una it girl al nivel de Melania Trump o de Rania de Jordania. También fue la imagen de tapa del mes de julio de 2016 de la versión latinoamericana de esa revista, denominada “la biblia de la moda”.

Qué deben hacer

Gordillo detalló que cuando un presidente asume, desde Ceremonial se le pregunta qué injerencia va a tener su compañera en los temas sociales o políticos. Eso se pauta de entrada. La agenda de la primera dama irá brindando información sobre el futuro de la pareja presidencial: ¿tendrá aspiraciones políticas, como sucedió con Cristina Fernández, o mostrará una imagen más hogareña, familiera y glamorosa, como Awada?

Si al presidente se lo ve solo, puede proyectar la imagen de un mandatario autoritario y aislado de la familia (nos imaginemos a Donald Trump). En cambio, si comparte actos y reuniones con la primera dama puede reflejar voluntad de consenso, de unión.

Por último, vale decir que una primera dama sabe que debe ajustarse a reglas y normas preestablecidas que conforman el Protocolo y Ceremonial. Pero -señaló la experta- hay algo natural en eso de “saber, ser y estar en un lugar, que puede ser innato. Viene en ella desde su educación, desde su preparación”.

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