Los entrenadores de Tucumán 7’s tuvieron revancha por la final de 2018

Los entrenadores de Tucumán 7’s tuvieron revancha por la final de 2018

HAY EQUIPO. El staff técnico de los Naranjas disfrutó de la revancha en Paraná, eliminando a Córdoba (campeón defensor) en semifinales con un final para el infarto. la gaceta / foto de franco vera HAY EQUIPO. El staff técnico de los Naranjas disfrutó de la revancha en Paraná, eliminando a Córdoba (campeón defensor) en semifinales con un final para el infarto. la gaceta / foto de franco vera
11 Diciembre 2019

El año pasado, Ricardo Gravano, Francisco Aráoz y Ezequiel Faralle se echaron un pesado desafío a los hombros: tomar la posta de Álvaro López González, Dino Cáceres, Fernando Lagarrigue y Federico Puerari al frente del seleccionado tucumano de seven, al que habían llevado a ganar por primera vez en la historia el Seven de la República, ese torneo que durante más de 30 años se le había negado a los Naranjas. Estuvieron a la altura de tal desafío, llevando a Tucumán 7’s a una nueva final, aunque sin poder defender el título, que terminó en manos de Córdoba. Fue un golpe duro para las ilusiones del staff, pero también aleccionador. Basados en el aprendizaje que les dejó esa experiencia, este año volvieron a la carga y recuperaron el cetro nacional, agregando una segunda Copa de Oro a las vitrinas de la URT, con el plus de que con ella completaron un círculo perfecto de triunfos “naranjas” en Paraná.

“El proceso tuvo algunos altibajos, porque empezamos con algunos jugadores que después por uno u otro motivo no pudieron formar parte del torneo, pero nos vamos contentos porque pudimos encontrar un gran grupo humano, de grandes personas que ponían una cuota de seriedad, de madurez, de risas, de buena onda”, destacó Faralle. “Desde los 24 que fueron en un principio hasta los 13 que fueron a Paraná, no nos quedan más palabras de agradecimiento para todos por querer formar parte de este equipo y por darle todo al seleccionado de Tucumán, que es lo que se merece. Es sentir esta camiseta y llevarla siempre a lo más alto”, agregó “Chucky”.

Gravano detalló la importancia del factor humano en un torneo tan corto e intenso como el de Paraná. “El tiempo de preparación es tan corto que apenas te alcanza para sacarle de encima el chip del rugby de 15 y meterles el de seven, así que te apoyás mucho en la parte humana. Porque para jugar ese torneo, te tiene que salir el carácter de adentro. Eso es lo que te permite hacer algo como lo que hizo Agustín Cortés, que se corrió toda la cancha en el try de la final cuando ya a nadie le quedaban piernas”, explicó.

LLEGADA. Gravano y Aráoz en el Lawn Tennis tras el largo viaje desde Paraná. LLEGADA. Gravano y Aráoz en el Lawn Tennis tras el largo viaje desde Paraná.

“Sabemos que a esta altura del año los jugadores llevan quemados, así que llevamos la cuenta de los minutos que jugaba cada uno para darles el descanso justo. Eso es algo que aprendimos del año pasado. Yo creo que Córdoba nos ganó esa final porque nosotros estábamos muertos físicamente. Por eso este año regulamos hasta en los entrenamientos”, aportó Aráoz.

“De la base del año pasado, sólo quedaron cuatro jugadores, porque muchos otros no pudieron estar, así que tuvimos que armar un equipo casi nuevo. Fue importante la experiencia de jugadores como Matías López, Agustín (Cortés) e Isaías (Montoya)”, agregó Gravano, que al igual que sus compañeros de staff, estuvo al borde del infarto con los finales ante Córdoba y Uruguay. “Lo que fueron esos dos partidos, Dios mío, creo que me empezaron a salir canas, ja ja”, cerró Aráoz.

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