Como al pasar, Guillermo Dietrich recuerda una anécdota. Refiere a las misiones oficiales en las que acompañó al presidente saliente, Mauricio Macri, por el extranjero. Puntualmente, a Estados Unidos. De un lado de la negociación, detalla, estaba el líder de Juntos por el Cambio. Del otro, Donald Trump, el jefe de la Casa Blanca. Hasta allí, según el ministro de Transporte de la Nación, el mandatario saliente llevó las palabras que, al final de cuentas, le terminaron sacando una sonrisa al gobernador Juan Luis Manzur. “Cuando se juntaban Macri con Trump, ¿sabés qué le decía? ‘Los limones tucumanos’. En todas las reuniones. Nunca hubo un Presidente haciendo eso, con ese foco, generando las condiciones de relación con el mundo. En este caso, para que EEUU abra la importación de limones tucumanos”, afirma el funcionario, en el salón VIP del aeropuerto Benjamín Matienzo, en un mano a mano con LA GACETA. El relato viene a cuentas de la relación con el Gobierno tucumano, y le sirvió al ministro para describir cómo fue mutando el trato con el correr de los años. “Nosotros abrimos el mercado de los limones (en EEUU) para Tucumán. Y el Gobierno provincial estaba feliz con eso”, destaca, en alusión al acuerdo comercial concretado en 2018. Aquel diálogo fluido con la administración de Manzur, indicó Dietrich, luego dejó de existir.
El ministro -que dejará su despacho el próximo 10 de diciembre, de la mano del Presidente- ayer estuvo en Tucumán para recorrer las inversiones en tecnología instaladas en el Benjamín Matienzo. Entre otras novedades, el primero de los 14 equipos de VOR -destinados a orientar la navegación- que la firma VEC SRL colocará en estaciones aéreas del país. Desde el jueves pasado, los dispositivos están funcionando en el aeropuerto local. Y es una de las inversiones “invisibles” que, según Dietrich, destinó la Nación a esta provincia. En su decimosexta visita a Tucumán como funcionario, aprovechó para repasar los resultados de su gestión. Y, entre otros puntos, expresó su opinión sobre otros temas clave, como las críticas del Gobierno provincial al sistema de subsidios al servicio de colectivos y las razones por las cuales Juntos por el Cambio no pudo hacerle frente al justicialismo en estas tierras.
-Ya cerrando la gestión, ¿qué balance hace, luego de estas 16 visitas a Tucumán y de cuatro años?
-En Tucumán está la primera obra que licitamos, empezamos y terminamos, que fue la plataforma industrial para los aviones, que es donde paran los aviones de carga. Durante un año y medio, dos años, estuvimos trabajando en la preparación de uno plan de gobierno para Transporte. Y muchísimos sectores, como el aéreo y el productivo, nos decían que desde hace mucho tiempo venían pidiendo por esa inversión. Tenían que cargar (lo producido) de noche, porque los aviones de línea tienen prioridad (sobre los de carga). Hicimos la plataforma; hicimos la nueva terminal de cargas; cambiamos todo el equipamiento de la operación; hicimos la pista nueva, para que pueda operar con más peso, más larga; y logramos, al mismo tiempo, más conexiones aéreas en Tucumán. Hay un 70% más de pasajeros, cuatro empresas, cuando antes había dos, y bajaron muchísimo los precios. Hay un vuelo internacional. Hay ocho conexiones, frente a las dos que había antes, a Córdoba y Buenos Aires. Y ahora vine a visitar, entre otras cosas, el nuevo equipamiento que instalamos, con el que renovamos uno que tenía 40 años. Ya está funcionando. Todo esto es parte de lo que no se ve de la revolución de los aviones. No sólo hicimos un montón de pistas nuevas, como la de Tucumán, sino que renovamos prácticamente toda la tecnología. Hacía décadas que no se invertía en eso en Argentina. Con todo esto, lo que estamos permitiendo es que Tucumán pueda crecer mucho más.
-Ante esto que explica, ¿cómo le cae cuando el gobernador Manzur o el vicegobernador Jaldo dicen que la Nación no destina recursos a Tucumán?
-Me da pena, porque tengo un aprecio por Manzur. Trabajamos durante casi tres años juntos. Él estuvo acá en todas las inauguraciones; se entusiasmó enormemente con todo lo que hicimos. Cuando hablamos por primera vez con los productores de arándanos para decirles que íbamos a hacer la obra, él me dijo: ‘sos muy creíble para esta gente y es muy importante que les transmitas en el tiempo que se va a hacer al obra’. Y fuimos juntos. Muchas cosas las trabajamos en equipo. Yo siento es que la gente ve las cosas. Ve que se vuela más en Tucumán, que llegó Flybondi, que llegó Jetsmart, que hay un vuelo internacional. Hay inversiones que no se ven, pero la realidad es que es todo parte de un proceso. Hicimos un cambio muy profundo. En muchas cosas, los beneficios son para adelante. (Muchos proyectos) los estamos terminando, otros cosas empezarán en diciembre. Por ejemplo, las inversiones que hicimos en trenes de carga no se hicieron en la historia.
-Si la relación con Manzur era de una forma, ¿quiere decir que conoció dos ‘Manzur’ distintos?
-No sé si son distintos, sí sé que había una relación muy fluida que dejó de existir. Había una valoración de lo que hacíamos, que dejó de estar. He tenido siempre buen diálogo con él, espero seguir teniéndolo. Algunas cosas de la dinámica de la política me cuesta de terminar de entenderlas, pero no soy relator de la política, he sido protagonista; a partir del 10 de diciembre con menos intensidad, por que solo me voy a quedar con mis funciones el partido. Pero voy a estar con la alegría de dejar un montón de cosas hechas que no se puede llevar nadie. Las rutas que repavimentamos no se van a romper en tres meses, y se hicieron con precios baratos. Hubo un estudio profundo de por qué el ramal C8 debía hacerse ahí. Todo el Belgrano Cargas, entre todas las líneas, en 2015 transportaba 2,5 millones de toneladas de carga. Este ramal tiene capacidad para 3 millones de toneladas y va a evitar que los trenes entren por la ciudad. Son obras estratégicas. Todo está relacionado con otras obras que se hacen en Salta, Santiago. Históricamente, la obra pública en Argentina estuvo en relación a afinidades o cercanías políticas, no había visión estratégica en obra pública. Por esa relación se hacía una ruta descolgada en alguna provincia, para que la utilicen 50 autos por día, y no se hacía una obra como la de la ruta 34, que es una de las de mayor alto tránsito e inseguras que hay en el país. Esa lógica cambió totalmente.
-¿Qué deja la Nación en Tucumán?
-Tucumán recibió una inversión millonaria en lo ferroviario. A fin del año que viene estará recuperado el C8, un ramal fundamental para toda esa zona (al este de la provincia) de altísima producción. Eso es mano de obra local, que impacta en Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, pero muchas de estas vías son en Tucumán. Sobre la ruta 34, son 256 kilómetros totalmente nuevos, una inversión multimillonaria de una ruta que había habido accidentes catastróficos, como el de los gendarmes (con 42 personas muertas en 2015), y hoy está totalmente demarcada, nueva. En la ruta 157 estamos repavimentando más de 150 kilómetros; en la ruta 38 teníamos 21 kilómetros que estaban en muy mal estado y se presentaron las ofertas de licitación para 36 kilómetros más, que quedan para el gobierno de viene. La circunvalación estaba parada, y la terminamos. Pavimentamos la ruta provincial 308, 27 km, que eran de tierra. ¿Podía tener uno expectativas de hacer más cosas? Sí. Pero nunca en Tucumán, en la historia, se hicieron todas estas cosas. Lo que hicimos nosotros en cuatro años Tucumán, se podría haber hecho, quizás, hace 20 años. En vías no se invertía hace 80 años. Hicimos inversión que, es cierto, en el caso de Manzur o el vicegoberandor, como el C8, no se ven, y por eso no se hicieron. El beneficio es para Argentina, para los próximos años. Esa es la diferencia que marcó el gobierno de Mauricio Macri.
-Hoy se define si hay paro de colectivos en Tucumán, a partir de despidos en empresas. ¿Se sigue este conflicto desde Nación o es un tema que deban encargarse las jurisdicciones locales?
-El transporte urbano fue siempre provincial o municipal. El Gobierno nacional, por Constitución, tiene responsabilidad sobre el transporte interjurisdiccional. Siempre las provincias o los municipios, depende de la situación, definían qué transporte querían; licitaban, establecían la cantidad de líneas, parque (requerido), recorridos, paradas, precio de boleto, evaluación de calidad de servicios, estructura de costos. A partir de 2003, con las distorsiones que empezó a haber, con subsidios enormes para el área metropolitana, se empezó a dar subsidios al interior del país. Y se empezó a dar una distorsión en las relaciones. Jurisdicciones que tenían responsabilidades, cuando tenían un problema, se lo llevaban al Gobierno nacional, que no tenía autoridad sobre esos temas. La decisión que se tomó entre todos los gobernadores, a partir de la discusión del Presupuesto (2017), fue que las provincias tuviesen los recursos para manejar esto. Y a los recursos los tuvieron. Independientemente de eso, el Gobierno nacional este año acompañó, en el caso de Tucumán, con $ 675 millones en subsidios. Tratamos de ayudar con problemáticas salariales, como los dos últimos bonos. Pero en este proceso de cambio de responsabilidades hemos ido acompañando a las provincias, para que se vayan adaptando a eso.
-El ministro de Economía de la Provincia, Eduardo Garvich, considera que sería mejor volver al esquema anterior de subsidios, administrados por la Nación. ¿Sería un acierto o un error?
-Son cosas que va a decidir el próximo Gobierno nacional. Creo que es importante en Argentina que en los distintas niveles gubernamentales tengamos claro de quién son las responsabilidades. Cuando la responsabilidad no es de nadie, generalmente las cosas funcionan mal. Las provincias tienen muchísimos más recursos de los que tenían antes, y han podido hacer muchísimas obras en rutas provinciales. Y tienen responsabilidad para que también, al poder tener más recursos, tengan más recursos los municipios y también puedan tener en mejores condiciones las calles. Creo que es el mejor esquema. Después, esto surge de la discusión del presupuesto y de lo que definan las mayorías.
-¿Por qué Cambiemos no pudo imponerse en algunas provincias, como Tucumán, en las que el peronismo parece tener ganada la casilla del medio?
-Hay distintos planos. Ganamos por primera vez la ciudad de La Rioja, que nunca se había ganado. Claramente hay cosas que tenemos que hacer mejor para que la gente nos elija. Hay sistemas electorales en los que no es fácil competir, son las leyes del juego. Pero en muchas provinciales deberíamos tener mejoras en los sistemas electorales para que s esa más fácil para el ciudadano elegir. En la Rioja me decían que había 80 o 90 boletas en el cuarto oscuro. No es fraude, pero genera confusión y termina quitando transparencia el sistema electoral, y aveces se hacen sistemas de colectoras (“acoples”), que hacen que en una localidad de 500 personas haya 50 candidatos. Creo que eso atenta a la calidad democrática. Nosotros tenemos que seguir trabajando para llegar mejor con nuestra propuesta. No tengo dudas de que en el tiempo, así como en muchos lugares nos han elegido, y así como en octubre ganamos en tantos lugares, la democracia es eso: se gana y se pierde. Hay que reconocer cuando se pierde, hay que hacer autocrítica y seguir trabajando. Nos vamos con casi 11 millones de personas que nos votaron, después de dos años de una crisis económica que tuvo altísimo impacto, pero entendemos que la gente valoró el cambio rotundo que hicimos y cómo también trabajamos para resolver los problemas de raíz y estructurales de la economía argentina, que nos lleva a estas crisis eternas de nunca poder salir. No tengo dudas de que estamos en camino de salir de eso. Lamentablemente, nos faltaba un poco más de tiempo.