Cuatro horas se tomó el ex jefe del Ejército, César Milani, para ampliar su declaración indagatoria en el juicio que se desarrolla por la desaparición del soldado conscripto Alberto Ledo, ocurrida en 1976, en Monteros. Frente al Tribunal Oral Federal (TOF), integrado por Gabriel Casas (presidente), Carlos Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal (subrogante), calificó de “vergonzoso” el proceso judicial en su contra, arremetió contra algunos de los testigos aportados por la querella -a los que acusó de haber mentido-, insistió en que no pertenecía a la Inteligencia en aquella época, remarcó que nunca fue mencionado en las cartas que la víctima intercambió con su madre en La Rioja, y manifestó que todo el caso se trató de una operación política, judicial y mediática gestada a partir de 2013, cuando asumió como jefe del Ejército durante el kirchnerismo.
“¡Por una fotocopia estoy en este juicio!”, exclamó Milani en el inicio de la declaración indagatoria, en referencia a que una copia del acta de deserción de Ledo es una de las pruebas. El documento lleva una firma que, según la acusación, pertenecería al imputado, quien tenía el cargo de subteniente en aquel momento.
El otro imputado en este juicio -que ayer estuvo ausente- es el capitán Esteban Sanguinetti, que tenía a cargo la Compañía de Ingeniero de Construcciones, donde revistaba el conscripto. Enfrenta los cargos de homicidio calificado y privación ilegítima de la libertad de Ledo.
Material multimedia
Minutos después de las 17, el ex jefe del Ejército se sentó en el banquillo de los testigos con una tablet, vestido con un ambo azul, una camisa celeste y una corbata y un pañuelo en el saco haciendo juego. Desde allí repasó lo expresado por los testigos, tanto de la querella como de la defensa. Subrayó algunas declaraciones para argumentar su inocencia y refutó otras tantas manifestaciones que hubo a lo largo del juicio, que mañana llegará a su fin (se informa por separado).
Apoyado en material multimedia expuesto en una presentación digital, que fue proyectada en la sala, Milani inició su defensa con una línea de tiempo. En ella señaló los movimientos -y los parates- que tuvo la causa a lo largo de estos 43 años. Además, apuntó principalmente contra los hermanos Juan Carlos y Álvaro “Yopo” Illanes, quienes declararon en 2013 -primero ante la prensa y luego en el juicio como testigos- que Ledo era asistente del imputado cuando desapareció.
“Ledo nunca fue mi asistente porque no estuvo conmigo; no estuvo bajo mis órdenes, ni fue asistente. No hay nada que lo vincule, que excepto que un día me hice cargo del Ejército, Illanes le dijo a (Julio) Martínez (ex gobernador de La Rioja y actual senador de Juntos por el Cambio) que salga con esta declaración y a partir de ahí se cargó ‘Clarín’ y todos los medios”, expresó Milani ante el tribunal. E insistió: “esto hace la historia inverosímil. Si después de 40 años, si entre los hermanos no se dijeron nada, teniendo a la madre (del soldado) en la Rioja y nada le dicen... Se ve que esto no era importante”.
Milani remarcó que en todas las cartas que el soldado le envió a su madre, Marcela Antonia Brizuela de Ledo, jamás el conscripto le mencionó que hubiera cumplido el rol de asistente en Monteros. Aseguró que “Yopo” Illanes no llegó a ingresar al Ejército ya que en el examen de físico fue declarado DAF (Deficiente Aptitud Física). Por este motivo dijo que lo denunciará por falso testimonio.
Informe técnico
El militar apuntó también contra su cuñada, Clara White, quien lo responsabilizó mediáticamente por la desaparición de Ledo y también le endilgó responsabilidades en el caso del fiscal Alberto Nisman. En este sentido, el teniente general hizo reproducir distintos fragmentos radiales y televisivos en los que la mujer declaraba en su contra sin respaldar sus palabras con información concreta. También compartió una serie de correos electrónicos que intercambiaron su esposa con su hermana, a fin de exponer que la relación entre ambas pasó de afectuosa a tormentosa con el correr de los años.
En su defensa, el ex jefe del Ejército desacreditó la veracidad de la fotocopia del acta de deserción que se le adjudica. Se respaldó principalmente en un informe técnico realizado por un licenciado en Criminalística contratado por la defensa, quien realizó un análisis grafológico de la firma del documento y concluyó que la rúbrica no pertenece a Milani. También se apoyó en lo expresado por el subteniente Marcos Álvarez (declaró como testigo), quien había dicho que por los tipos de errores que encontró en el acta de deserción de Ledo parecía “como si no la hubiese escrito un oficial del Ejército”. Dijo que lo que más le llamaba la atención es que las abreviaturas militares estaban escritas con puntos, algo que por reglamento estaba prohibido.
La exposición fue escuchada con atención por el tribunal; la querella de Derechos Humanos de la Nación (Claudio Orosz y Pablo Gargiulo); la querella de la familia Ledo (Adriana Mercado Luna); la Fiscalía (Pablo Camuña, Agustín Chit y Julia Vitar); y la defensa (Edgardo Bertini y Vanessa Lucero, esta última en representación de Sanguinetti).
Sobre el cierre de su exposición, que concluyó de noche, Milani se dirigió directamente a la familia del soldado. “Sigan la pista que marca en todos los casos y que ha marcado esto. Ha actuado la inteligencia. Dejen al teniente general Milani, que nada tuvo que ver con esto. No se dejen utilizar más, busquen la verdad y la justicia, y no la mentira, la venganza o servir a intereses políticos y mediáticos”.