Ese lunes, el gobernador subió hasta el tercer piso del Palacio del Congreso. La reunión comenzó en el despacho del diputado, el número 340, apenas pasadas las 10 de la mañana. Los cuadros con las imágenes y frases del Indio Solari y de Diego Maradona -admirados por el anfitrión- fueron testigos del encuentro, que fue bastante más ameno que lo que los protagonistas esperaban.
Las complicaciones de 2015
Juan Manzur y Máximo Kirchner se vieron por primera vez desde aquella charla áspera que habían mantenido casi cuatro años atrás, a pocos meses del inicio del gobierno de Mauricio Macri. En esa oportunidad, había sido en un hotel porteño y habían participado un puñadito de gobernadores peronistas. El panorama era diferente, políticamente adverso. Palabras más palabras menos, Kirchner había pedido “resistir” las políticas macristas en el Poder Legislativo y los gobernadores habían expresado la imposibilidad de hacerlo ante la necesidad de mantener las buenas relaciones con el entonces flamante mandatario opositor y así, la gobernabilidad en sus distritos del interior.
El nuevo encuentro, que fue adelantado en estas páginas por los periodistas de la sección Política, habría sido en otros términos y en un escenario más promisorio. Cuentan que la iniciativa habría sido de Manzur, que habría llamado al diputado y posible ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro para pautar la cita. El dirigente kirchnerista mantiene buen diálogo con los gobernadores del peronismo y, de hecho, acercó a varios a Kirchner en los últimos días. En la reunión se habría hablado fundamentalmente de un asunto que desvela a la electa vicepresidenta Cristina Fernández y a su hijo: la estrategia que tendrá el justicialismo en las cámaras Alta y Baja. El objetivo trazado es uno: lograr un bloque único del oficialismo. En Diputados estaría presidido por Máximo y en Senadores, por el formoseño José Mayans.
Coalición con sectores muy heterogéneos
El kirchnerismo entiende a la futura gestión como un gobierno de coalición, con sectores muy heterogéneos que hay que mantener juntos. El diputado Kirchner, que siempre fue un hombre de consulta de su madre, viene teniendo ahora un rol más público y clave para llevar adelante las metas planteadas.
Manzur y Kirchner habrían acortado la distancia que mantenían desde los desaires del tucumano a Cristina Fernández, cuando la unidad del peronismo se gestaba y ni la ex presidenta ni su espacio político estaban incluidos en los planes. Además del compromiso de Manzur de que los diputados que le responden integrarían el armado único, se habría acordado mantener una línea directa. Se agendaron y buscarían evitar cualquier posible desencuentro o “ruido” en la relación por la intervención de intermediarios.
No habrían hablado sobre los dos senadores, José Alperovich y Beatriz Mirkin, que mantienen aparte y en paralelo conversaciones con el espacio.
Cuentan que Manzur habría quedado muy conforme y, sobre todo, sorprendido de la habilidad del hijo de la próxima vicepresidenta para interpretarlo. Dicen que Kirchner habría quedado tranquilo y que valoraría la capacidad de construcción de Manzur, más allá de que sabría que hay posturas en las que jamás coincidirán (como el rechazo del kirchnerismo a la injerencia de la Organización de Estados Americanos -OEA- en las elecciones bolivianas o el impulso a la despenalización del aborto).
Los primeros proyectos que impulsaría el nuevo Gobierno en el Congreso, y para los que necesita apoyo, serían de corte social y económico. Entre ellos estarían un programa contra el hambre; la declaración de emergencia económica; la renegociación de la deuda externa; la promoción de hidrocarburos y las creaciones de Consejos Económico y de Seguridad, entre otros. También se incluiría la reforma de la ley de ministerios, que permitiría a los Fernández rejerarquizar áreas clave.
Idas y vueltas
En la charla no se habrían tocado las propuestas y pedidos para definir quiénes ocuparán cargos en oficinas locales de organismos nacionales ni puestos en Buenos Aires. Esas cuestiones estarían siendo tratadas por Manzur directamente con Alberto Fernández y la mesa chica del albertismo.
A dos semanas del comienzo del nuevo Gobierno, aún restan definiciones. Tal como se viene publicando en LA GACETA, se mantienen las chances de varios dirigentes tucumanos de emigrar. Son los casos de los ministros de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin y de Producción, Luis Fernández, que podrían ir a despachos de Desarrollo nacional y Energía, respectivamente; del titular de la Unidad Ejecutora Provincial, Sisto Terán, que encabezaría la versión nueva del plan Belgrano (aún no se sabe qué nombre tendrá) y del ex legislador Marcelo Caponio, que ocuparía algún puesto en Interior. Si bien en las últimas horas se habría atenuado la posibilidad de que el diputado Pablo Yedlin ocupe el Ministerio de Salud, aún tendría posibilidades.
En cuanto a las oficinas nacionales en Tucumán, los puestos preponderantes se negociarán y acordarán con Manzur. Un movimiento en el PAMI nacional, sin embargo, podría dejar lejos a César “Kelo” Dip, a quien Manzur había propuesto para el cargo. Si la diputada Luana Volnovich se hace cargo del organismo, tal como se venía especulando hasta ayer, algún dirigente del kirchnerismo local administraría la obra social. Mientras que el destino de la Anses nacional también marcará lo que sucederá en la provincia: quedaría en manos del massismo, porque hasta el momento se habla de la diputada Mirta Tundis como titular en las oficinas centrales.