"¿Mamá, nos van a matar?"
Eso fue lo primero que pudo decir el hijo de Vanesa Martínez, un nene de cinco años, cuando lo hicieron entrar a empujones al dormitorio para que viera a su mamá. Quienes lo llevaban eran unos hombres armados y encapuchados que minutos antes habían entrado a la casa rompiendo la puerta y violentando a toda la familia.
Ocurrió el viernes a la noche, alrededor de las 22.30, en el barrio Soeme, en Las Talitas. "Un rato antes yo vi que pasaron rápido un móvil de la Policía y otros vehículos. Mi hijo estaba en la vereda y le pedí que entrara, porque me imaginé que andaban persiguiendo un ladrón", relata Martínez.
A los pocos minutos, comenzó la locura. "Entraron como 15 hombres, todos encapuchados y con armas. Me rompieron un portón y una puerta. Yo estaba en mi pieza y escuchaba los gritos de ellos, que les ordenaban a mi marido y a dos primos que estaban cenando en el comedor que se tiraran al suelo. Yo pensé que nos estaban asaltando. Escuchaba a mi hijo llorar y en eso entra uno de los encapuchados a mi pieza. Me dice que me tire al piso y le contesto que no, que me traigan a mi hijo, hasta que me lo trajo. Ahí él, muy asustado, me preguntó si nos iban a matar", detalló la mujer, de 32 años.
Además de los cuatro adultos y el menor, en la casa estaban los padres de Vanesa, personas mayores, que también fueron obligados a tirarse al suelo. "Gritaban, nos maltrataba, a mí me dejaron el brazo morado, todo con una violencia que no se entendía. A los minutos entra un hombre de civil y me dice que era un allanamiento, entonces le pedí la orden correspondiente y no me dieron nada. 'Así trabajamos nosotros', me contestaba y me pedía que nos calmáramos. Yo estaba desesperada de los nervios", contó.
La casa equivocada
Según el relato de Martínez, que dejó asentado en la comisaría de El Colmenar, a los minutos llegó otro hombre, con uniforme de policía y diciendo que era de la fuera. "Pidió disculpas y dijo que se habían confundido de casa", contó la denunciante.
"Ahí largué el llanto que tenía contenido y les dije de todo. Entraron a mi casa como delincuentes, sin una orden, ninguno se identificó. Me rompieron cosas, nos golpearon y se fueron pidiendo disculpas. Fue un atropello inmenso el que vivimos, y nadie se hace cargo. Mi hijo quedó mal, lo tuve que llevar al CAPS a que lo atendieran por lo nervioso que estaba. Esta gente que nos tiene que proteger procede peor que los delincuentes", reclamó la víctima.
La mujer logró ver estacionados cerca de su casa dos autos negros, uno sin patente, además de la traffic que había visto primero. Asegura que ningún vehículo tenía identificaciones oficiales. A uno de ellos logró tomarle una foto, para poder averiguar datos sobre el dominio.
"Yo hice la denuncia, la voy a ratificar en la Fiscalía y si es necesario me voy a encadenar en la Casa de Gobierno para que me atienda el Gobernador y me dé una respuesta. Esto no puede quedar así, porque no fue un allanamiento, fue una violación de domicilio", finalizó.
LA GACETA se comunicó con la comisaría de El Colmenar, donde confirmaron la existencia de la denuncia. "Efectivamente existe la denuncia, pero no tenemos más conocimientos del hecho. Tampoco se efectivizó ningún allanamiento desde esta comisaría anoche", aseguró el oficial Roque Elías Navarrete.
"Asumimos el error"
El secretario de Seguridad, Luis Ibañez, admitió que los que irrumpieron en el domicilio de Martínez eran policías. "Es real. Admitimos el error y está pésimo. Se iniciaron las actuaciones administrativas y los responsables deberán responder por ese error. Fue una situación muy violenta y estamos acercándonos a la familia para brindarles contención", dijo en declaraciones a LA GACETA.
Ibañez explicó que existe la orden judicial de allanamiento y que buscaban a tres sospechosos de un homicidio. Los encapuchados eran agentes del Grupo de Operaciones Motorizadas Tucumán (GOMT), que brindaron apoyo al operativo. "Asumimos el error, no hay otra cosa para decir", dijo.
Según el funcionario, luego de detener el operativo los policías labraron un acta y dejaron una copia de las actuaciones a Martínez, documento que será adjuntado a la causa. Pero la denunciante lo niega: dice que apuraron a sus padres para firmar un documento que ella no suscribió y que no les dejaron copia alguna. "Solamente me dejaron un número de expediente anotado en una servilleta", sostuvo.