Biblioteca Alberdi: “Para recuperar la habilitación tendrán que hacer muchos cambios”

Biblioteca Alberdi: “Para recuperar la habilitación tendrán que hacer muchos cambios”

Ingenieros de la Municipalidad inspeccionaron el edificio tras el derrumbe.

INSPECCIÓN. Ingenieros de la Municipalidad capitalina recorren el interior del bar de la biblioteca Alberdi. INSPECCIÓN. Ingenieros de la Municipalidad capitalina recorren el interior del bar de la biblioteca Alberdi. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

El derrumbe del cielorraso de la Biblioteca Alberdi dejó un triste paisaje de escombros, basura y oscuridad. Detrás de los vidrios rotos de una de las puertas laterales aparece el montón de tablas de madera, barras de metal y pedazos de yeso que cayó sobre las mesas y sillas del bar. Una capa de tierra cubre toda la planta baja, desde el suelo hasta los estantes superiores de las bibliotecas. Y en la fachada la cartelera vacía del Teatro de la Paz anuncia otro éxito de Sebastián Olarte.

Ayer por la mañana cinco ingenieros civiles de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y su director de Catastro, Pablo Lazarte, evaluaron el estado del edificio. Ingresaron cubiertos con cascos y recorrieron todo el lugar. “Peritamos la construcción -explicó Lazarte-. No corre riesgo de caerse porque no tiene problemas edilicios, pero para recuperar la habilitación van a tener que hacer muchos cambios. Como todavía hay mucho polvo en el ambiente, no pudimos mensurar desde cuándo está en este estado, aunque parece que ni las bibliotecas ni el resto del lugar han tenido mucho mantenimiento”.

Pedido de ayuda

Este edificio no funciona solo como biblioteca, sino que junto a ella coexisten un bar y dos salas teatrales. Además, el lugar suele alojar una feria de ropa, clases de artes, torneos de ajedrez, fiestas y recitales. Anteayer Olarte, director del teatro del centro cultural, había transmitido que estas actividades sirven para cubrir los gastos corrientes y aclarado que reciben un subsidio de $ 106.000 anuales de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.

Por su parte, el presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca, Pedro Ruarte, anticipó que la institución necesitará ayuda estatal para recuperar el edificio. “Nosotros solo podemos hacer parches, porque no tenemos dinero para llevar adelante un mantenimiento más profundo. Y ahora nos encontramos con el problema de cómo continuar: no tenemos la posibilidad de reparar el cielorraso y las anormalidades que tiene el edificio. Si no surge una propuesta de la Provincia o la Municipalidad, si ellos no toman la decisión de colaborar, para nosotros será casi imposible reabrir”, advirtió.

La otra verdad

La Biblioteca Alberdi está clausurada desde el año pasado pero sus administradores violaban el cierre, según denunció anteayer el director de Defensa Civil municipal, Jorge Sepúlveda, y admitió Olarte. “No cumple las condiciones de seguridad en cuanto a matafuegos, servicio estable de agua y mantenimiento de estructura”, había detallado Sepúlveda.

Sin embargo, ayer Ruarte contestó: “si el director de Defensa Civil sabía que estábamos clausurados, ¿por qué nos dejó seguir funcionando? No es que nosotros, porque se nos ha ocurrido, hemos ido y hemos sacado la faja. A nosotros alguien nos ha dicho: ‘saquen la faja y sigan funcionando’”, reveló Ruarte, aunque se negó a revelar el nombre de la persona que le habría otorgado el supuesto permiso.

De acuerdo con Lazarte y Sepúlveda, los directores de la Biblioteca violaron la clausura más de una vez y hasta ignoraron una denuncia policial. “Defensa Civil ya hizo actuaciones el año pasado, incluso con intervención del Tribunal de Cuentas, pero no acataron las medidas dictadas. Por el solo hecho de haber sido informado y conminado de la situación, el propietario debería haber respondido”, aseveró Lazarte.

Por otra parte, Ruarte consideró que las exigencias de la Dirección de Defensa Civil han sido irrazonables: “el director tiene razón en el sentido de que existe una ordenanza municipal del año 76 que exige contar con un sistema estable contra incendios. Esa es su verdad. Pero hay otra verdad: no se puede pretender que un edificio antiguo se adapte a una ordenanza actual. Yo me pregunto: ¿cuántas bibliotecas en Tucumán tienen ese sistema contra incendios? ¿Cuántas reparticiones públicas lo tienen?”.

Mientras tanto, en el primer piso de la Biblioteca un lienzo con el rostro de Juan Bautista Alberdi domina, desde la pared del fondo, los estantes, los montones de libros apilados y las mesas de lectura. El prócer vigila además la planta baja, donde su busto observa los escombros esparcidos entre las mesas y las sillas.

Pero detrás de la puerta lateral de ingreso al bar, invisible a los dos Alberdi, un vaso solitario, medio lleno de un líquido oscuro, espera a una moza que ya no vendrá.

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