Ambos trabajaron en la Pastoral Social y fundaron nuevas sedes de La Fazenda de la Esperanza, destinada a la rehabilitación de jóvenes adictos: monseñor José María Rossi lo hizo en Aguilares (“Santa Mónica”) y monseñor José Melitón Chávez, en Tafí Viejo (“Virgen de la Merced”). Las diócesis de Concepción y de Añatuya se parecen, sobre todo, en los niveles de pobreza de sus comunidades.
“Me alegra mucho que el que me suceda sea monseñor Melitón, porque es un hombre comprometido con esta área de la Pastoral. A nivel de la región es el referente de la Pastoral Social y a nivel nacional está en la Pastoral de Adicciones en el Episcopado Argentino”, dice con satisfacción monseñor Rossi. El obispo de Concepción también participó durante varios años en distintas comisiones del Episcopado Argentino. Estuvo en la comisión de Vida Consagrada, en la de Pastoral Social, en la Catequesis y ahora integra la Pastoral de Santuarios.
Monseñor Chávez fue nombrado obispo coadjutor en Concepción y acompañará a monseñor Rossi hasta que él renuncie y el Papa se la acepte. Mientras tanto habrá dos obispos en la diócesis, hasta que monseñor Rossi se convierta en obispo emérito.
Ambos prelados tienen mucha afinidad de ideas y coinciden en el largo camino que realizaron dentro de la Iglesia en la defensa de las poblaciones más vulnerables. Los dos, monseñor Rossi y monseñor Chávez, intervinieron con su capacidad dialógica en momentos difíciles de la Provincia, cada uno dentro de su diócesis. En 2013, Chávez fue mediador en el conflicto de la Policía, cuando era vicario para la Solidaridad de monseñor Alfredo Zecca, ex arzobispo de Tucumán. Rossi intercedió repetidas veces en los conflictos entre los trabajadores y el gobierno.