En Las Talitas los hermanos se pelean, y los de afuera hacen vítores y sisean. “A-gus-tín”, gritaban los partidarios del intendente justicialista reelecto Carlos Najar. Pero Agustín Ruiz no estaba en la sesión preparatoria del Concejo Deliberante. Una banca vacía destacaba la ausencia del ex director municipal de Empleo e Intermediación Laboral, y edil electo. “A-gus-tín”, bramaba la hinchada. Esa tribuna hizo saber su voluntad y ocho concejales, cinco justicialistas y tres bussistas, la acataron. Sólo Melina Morghenstein (Acción Regional) se opuso a lo que pasó: Ruiz, funcionario condenado el martes por hechos de corrupción, logró una licencia sin jurar en el cargo. La decisión volvió a exponer la fractura familiar que divide a la ciudad. Morghenstein es sobrina del intendente Najar, e hija de su hermana y rival, la legisladora Adriana Najar. Todos estaban allí y todos sonreían.
Ruiz obtuvo el jueves el permiso para ausentarse en forma indefinida “por razones personales” con los votos de cuatro aliados al jefe municipal: Víctor Hugo Quintero, Esteban Eduardo Albarracín, Silvana Jorge y Julio César Romero. A ellos se unieron el peronista Norberto Paz (Acción Regional) y las tres concejalas de Fuerza Republicana: Blanca Lorena Palomino, Johana Elizabeth Puntano y Narda Emilia Morán. Ricardo Bussi, legislador y presidente del partido fundado por el ex gobernador y represor, Antonio D. Bussi, observaba con una bebida en la mano el desarrollo de los acontecimientos en el sector reservado para los invitados especiales y funcionarios, a dos sillas de distancia del intendente.
En línea oblicua, pero en los asientos ubicados en el patio de la Escuela Municipal Nueva Argentina, la legisladora Najar (Acción Regional) y su esposo, el ex intendente Luis Morghenstein, seguían los movimientos de su hija. De entrada parecía que esa concejala iba a alinearse con sus pares porque junto a ellos aprobó los títulos de los diez representantes de los talitenses elegidos en los comicios del 9 de junio, incluido Ruiz. Después de que los nueve presentes prestaran juramento y cuando llegó el momento de tratar la solicitud de licencia del edil sancionado por pedir dinero a cuatro colaboradores en 2016, Melina Morghenstein se ubicó en la oposición. Paz, su compañero de lista, había mocionado por avalar el requerimiento.
“Ruiz no puede pedir licencia en el cargo”, cuestionó Morghenstein. Estas palabras activaron los abucheos del público que llenaba la escuela. Los gritos en contra de Morghenstein taparon su voz. Aún así, la concejala se esforzó por explicar que no estaba habilitado para ausentarse con permiso de una banca aquel que no la había asumido. “La Justicia sentenció que (Ruiz) debe cumplir tres años de prisión de ejecución condicional y cuatro años de inhabilitación para ejercer funciones públicas. Si bien el fallo no está firme, creo a los denunciantes y querellantes, y no al imputado, que mintió descaradamente e incluso involucró a dos párrocos (José Abuín y Luis Michel) de Cristo Rey en la historia falsa de sus actividades caritativas”, adujo mientras los espectadores silabeaban “A-gus-tín” con volumen creciente.
“¿No va a llamar al orden, señor presidente (Quintero)?”, interrogó molesta Morghenstein. Y añadió que estaban frente a una situación de corrupción: “si tuviese ética y moral, Ruiz renunciaría a ser concejal”. Romero intervino y advirtió que la moción intentaba “desvirtuar” la ceremonia del Concejo. “No hay que mezclar la institucionalidad con la política”, opinó. No hubo más discusión.
La misma mayoría que dio a Ruiz el permiso que este quería incorporó, luego, a su reemplazante, el ex funcionario municipal Alfredo Albertus. Después y siempre con la disidencia de Morghenstein, bussistas y justicialistas definieron la mesa directiva del Concejo, que confirmó a Quintero como presidente, y otorgó las vicepresidencias primera y segunda respectivamente a Paz y a Palomino. El reparto irritó a la ex edila capitalina Dolores Medina, que en su carácter de asistente a la sesión de Las Talitas pidió a LA GACETA que subrayara que las mujeres habían conseguido el último lugar pese a ocupar la mitad de los escaños.
Si bien Ruiz mantendría la posibilidad de integrarse al cuerpo legislativo, Carlos Najar consideró ayer que esa vuelta de tuerca no era tan fácil de producir a la vez que descartó que vaya a sumarlo a su gabinete. El intendente dijo que la autoridad de su ex director había sufrido un “desgaste”, y cuestionó a su sobrina, y al fallo de los camaristas Gustavo Romagnoli, Eduardo Romero Lascano y Luis Morales Lezica (se informa por separado).
Quedó claro el jueves, mientras las barras proferían sus expresiones de descontento, que el pronunciamiento de la Sala II de la Cámara Penal se ve en Las Talitas como se ve todo: con los anteojos de la disputa intestina de los Najar. De esto “sabe” hasta la propia escuela elegida para llevar adelante la sesión especial del Concejo Deliberante. Los hermanos enfrentados pelean por el uso del establecimiento municipal en otro proceso judicial. Y ese espíritu faccioso se sentía en la entrada de la Nueva Argentina, donde un grupo de militantes congregado en la calle de tierra hacía la guardia con banderas y redoblantes.