Copa Libertadores: River, especialista en jugar finales

Copa Libertadores: River, especialista en jugar finales

En poco más de cinco años al frente del equipo, Gallardo disputará su partido definitorio número 14.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. Mientras los jugadores de Boca sufren por la eliminación, el plantel de River festeja en La Bombonera el pase para jugar una nueva final de la Copa Libertadores de América. LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. Mientras los jugadores de Boca sufren por la eliminación, el plantel de River festeja en La Bombonera el pase para jugar una nueva final de la Copa Libertadores de América.
24 Octubre 2019

La Libertadores es en la vida de River una obsesión, tal como cantan sus hinchas desde hace décadas. Marcelo Gallardo está a un paso de superar en su ciclo las dos Copas que el club exhibía en sus vitrinas durante toda su historia. Para el DT será la final número 14 al frente del “Millo” desde que asumió en junio de 2014.

En ese contexto, desde que comenzó a jugarse la Libertadores, fue esquiva para la “Banda” que recién en 1986 (luego de perder en 1966 y 1976) consiguió dar la vuelta con el recordado equipo de Héctor “Bambino” Veira que la conquistó por primera vez tras doblegar a América de Cali.

Luego de ese éxito, pasó una década hasta que otro gran equipo, dirigido por Ramón Díaz y con el “Muñeco” con los pantalones cortos en el campo de juego, logró la segunda Libertadores, en 1996, tras doblegar a idéntico rival, el América de Cali colombiano.

Esas conquistas precedidas de sinsabores, recobraron notoriedad en el ciclo de Gallardo, que poco más de un lustro ganó dos Libertadores y está en las puertas de una tercera, que definirá ante un rival brasileño.

El “Muñeco” fue el artífice en la obtención de las ediciones de 2015 al ganarle la final a Tigres de México y la más recordada, la de diciembre de 2018 precisamente ante Boca en Madrid. Será la segunda vez que River definirá ante un equipo de Brasil el torneo, ya que la primera fue ante Cruzeiro de Belo Horizonte, en una definición que se estiró hasta el tercer partido y fue con derrota en Chile, en 1976.

Gallardo irá por más gloria a la que ya consiguió al convertirse en el DT más ganador a nivel internacional del club y con el mérito de mayor peso de haber eliminado por quinta vez consecutiva a Boca en los cruces definitorios.

River se quedó con los superclásicos de la Sudamericana 2014, Libertadores 2015, Supercopa Argentina 2018 y las Libertadores de 2018 (final) y la semifinal de 2019.

Ademas, si logra otra Libertadores será el único DT de River en jugar tres competencias mundiales ya que va a clasificar al Mundial de Clubes tal como sucedió en 2015 y en 2018 con la chance de lograr la copa del mundo que River sólo ganó en 1986 cuando el formato era diferente y se jugaba ante el campeón de Europa a un único partido.

River jugará la semifinal de la Copa Argentina ante Estudiantes de Buenos Aires y, en caso de avanzar a la final, la jugaría el miércoles 27 de noviembre por lo que el equipo de Gallardo estará jugando dos partidos de este tipo en apenas cinco días.

ANÁLISIS

Para orgullo de nuestro fútbol

Por Bruno Farano - LA GACETA

Pese a los incontables golpes que recibió de parte de personas a las que sólo les interesa el negocio que existe detrás de escena, el fútbol argentino es, sin dudas, uno de los mejores del mundo. La pasión y el espectáculo que se vive en esta parte del mapa son únicas e incomparables.

Hace unos años, el diario inglés The Observer había publicado un ranking con los 50 eventos deportivos que una persona no podía perderse antes de morir. Y en el puesto número 1, aparecía presenciar un Superclásico entre Boca y River en La Bombonera. Y vaya si es así...

Para un amante de la redonda, independientemente de la camiseta que lleve en su corazón, vivir esa experiencia es casi una obligación.

La Boca es pintoresca, tiene un encanto natural que día a día atrae miles de turistas de todo el mundo, pero durante la jornada de un Superclásico pasa a ser un barrio encantado. Miles de personas en cada rincón -todas vestidas de azul y amarillo- música, calor, baile, choripán y, obviamente, algo con qué “regarlo”.

Claro que lo mágico sucede dentro del estadio. Esa cancha llena es una verdadera olla a presión; no se puede hablar ni con la persona que tenés al lado y esa afirmación de que vibra, que se mueve y que cada alarido que pega la multitud, simula ser un temblor que tranquilamente podría medirse en la escala Ritcher, es literal.

El martes, los hinchas de Boca jugaron el partido mucho mejor que sus jugadores. Hicieron todo para intentar que la taba cayera de su lado. Pero la respuesta desde adentro del campo no fue la esperada.

Pese a ello, las primeras horas de ayer en ese barrio fueron normales. No hubo ningún tipo de problema en la salida. Hubo dolor, sí; pero nadie opacó una verdadera fiesta.

Así da gusto vivir un espectáculo de fútbol. The Observer tiene toda la razón; todo futbolero debe ver un clásico en La Bombonera antes de morir. La pasión, la locura y la efervescencia que hay allí no se consiguen en muchos lugares.

Con fiestas así y sobre todo sin violencia, nuestro bendito fútbol será un gran orgullo.

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