29 Septiembre 2019
VOLVER A EMPEZAR. La avanzada en Tepecoacuilco es el primer esfuerzo del Gobierno de López Obrador para saber qué pasó en 2014. FOTO/REUTERS (ARCHIVO)
TEPECOACUILCO.- Al lado de una tranquila carretera en el suroeste de México, rodeada de campos y flores silvestres, un equipo de investigadores revisa un vertedero de basura en busca de rastros de los 43 estudiantes desaparecidos hace cinco años. Es el primer esfuerzo del nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para descubrir qué sucedió con los jóvenes la madrugada del 27 de septiembre del 2014.
Los expertos, que llevan guantes y máscaras quirúrgicas, trabajan bajo la protección de una tropilla de soldados dispersos y armados con fusiles. Todos observan cómo una excavadora no extrae más que coloridos pedazos de basura que brillan al sol.
Una cinta amarilla de precaución y una cerca de alambre de púas impiden que los curiosos se acerquen más allá de las puertas de ingreso. El vertedero es el último de los muchos frentes de búsqueda que el Estado mexicano ha abierto desde la tragedia, que ocurrió en una escuela rural de Ayotzinapa durante la Administración del ex presidente Enrique Peña Nieto.
Un punto importante
Ubicado en Tepecoacuilco, a pocos kilómetros de la ciudad de Iguala, donde secuestraron a los estudiantes fueron secuestrados, el vertedero es uno de los muchos sitios donde las autoridades han buscado en las últimas semanas.
El Gobierno de López Obrador aún no ha dado detalles acerca de lo que los investigadores han encontrado en el sitio, aunque el viernes el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, insinúo que los hallazgos podrían ser significativos. “Sí, ya se dieron cuenta, es un punto importante, es muy importante”, anunció el funcionario mientras se subía a un auto oficial después de recorrer los senderos de tierra fangosa del lugar, él también con una máscara quirúrgica.
Sin embargo, la ciudadanía mexicana ya se ha acostumbrado a los falsos comienzos y los callejones sin salida. De hecho, las autoridades explicaron hace una semana que la investigación había estado tan “plagada de errores” que prácticamente comenzarían desde cero.
Un solo identificado
En 2015, Peña Nieto y sus funcionarios aseveraron que la banda local de narcotraficantes Guerreros Unidos confundió a los estudiantes con miembros de un grupo rival, los mató, incineró sus cuerpos en otro vertedero cercano y arrojó sus restos a un río.
No obstante, los restos de solo uno de los 43 estudiantes fueron identificados definitivamente. Un grupo de expertos independientes luego encontró varias inconsistencias en la versión oficial de los hechos.
En el poblado cercano de Huitzuco, otro sitio que atrae la atención de la nueva investigación, Marco Moyo, un estudiante de 30 años, expresó su satisfacción al ver la nueva dirección que ha tomado la exploración. “Es interesante que busquen en lugares diferentes, porque probablemente puedan encontrar pistas diferentes”, consideró.
Pero Moyo también transmitió su sentimiento de frustración porque el enojo y el deseo de justicia de la sociedad por la desaparición de los estudiantes se desvanece con cada año que pasa. Además, denunció que este no es un caso aislado y que las desapariciones se han vuelto comunes en México. “Son demasiados. La autoridad no se da tiempo a investigarlos y tampoco hay interés en hacerlo”, se quejó. (Reuters)
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