No hay gritos ni maltrato. Pero, como premio, hay juegos. Y muchos. Ese es, en muy pocas palabras, el entrenamiento de los perros del Servicio Penitenciario que están en la Expo. En ese espacio complementan el adiestramiento “social” que necesitan. Son dóciles y se dejan acariciar.
De golpe, una de las caminerías que recorre la muestra de la Sociedad Rural se llena de espectadores, que en su mayoría son niños. Es que Sam, un golden retriever de cinco años, se prepara para demostrar lo que sabe. Recorre un espacio, huele tres cajas plásticas cerradas separadas una detrás de la otra. Junto al último recipiente gris comienza a moverse más rápido, se detiene y se sienta. Su lenguaje corporal dice algo, pero sin emitir ni un ladrido. El suboficial principal Daniel Rodríguez explica a LA GACETA que ese ejercicio se denomina “Punto a punto”. “Dos de esas cajas están vacías, pero una tiene pseudos de una sustancia (rastros). Entonces, el animal nos pone en alerta sentándose. Se trata de una marcación pasiva. Son como los perros del aeropuerto. Una vez que nos marca eso sabe que después llegará el premio: es un juego, en este caso, con una pelota”, detalla Rodríguez.
Sam vive en la casa del sargento primero Héctor Rafael Ávila, pero trabaja en el penal de Villa Urquiza, específicamente en la requisa de las visitas de los internos. El resto del tiempo juega con los hijos de Ávila. Y eso se repite con el resto de los canes entrenados. “Son perros detectores de narcóticos. Están capacitados para buscar clorhidrato de cocaína, cannabis sativa y algunos psicofármacos. El entrenamiento se basa en la habituación y socialización. En la primera etapa, se los saca a cualquier entorno con ruido, viajan en auto y en colectivo, van a las terminales y plazas para interactuar con la gente, para que no tengan miedo y luego trabajen normalmente. Los chicos siempre se acercan; es que son muy dóciles”, explican.
En este momento, el Servicio Penitenciario, que tiene su stand en la Expo, posee un golden y dos labradores. También, cinco cachorros para formación, entre los que se encuentra Mora, que se destaca de la camada por sus condiciones de juego. Se la ve muy activa. Los representantes de la institución, que fueron capacitados en Ezeiza (una cárcel de Buenos Aires), afirman que se puede entrenar cualquier raza, pero la condición es que sea un perro al que le guste jugar. “El método de asociación de olores se implementa a través del juego. Buscan una sustancia, que se le enseña a jugar, pero sabe que tendrá un premio final, que jugaremos con él. El juego los motiva”, añaden los guías de estos animales.
En el stand del Servicio Penitenciario de Tucumán (SPT), en donde se comparte espacio con el IPLA, reciben a los visitantes personal con uniforme de gala y les cuentan la historia de la institución, que tiene más de 100 años.
Precios, horarios y ubicación
La entrada general para la muestra cuesta $ 130; para los menores (de 2 a 12 años), para jubilados y para estudiantes, $100. El horario de hoy es de 16 a 23.
La muestra se desarrolla en el predio de la Sociedad Rural en San José.
Las puertas se mantendrán abiertas hasta este domingo.