“Ha resultado interesante apreciar las conclusiones del reciente Congreso Mundial Azucarero de la Issct, pero también da lugar para algunas reflexiones. Por ejemplo, lo hablado en relación al presente y al futuro del etanol de la caña de azúcar. A ello se sumó lo expresado como fuente energética de esta sacarífera, tema conocido y aplicado desde hace años en Colombia y Brasil; en este último país con plantas completas para generar energía entre bagazo y malhoja”, comenta el ingeniero agrónomo Franco Fogliata, ex director de la Estación Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y ex ministro de la Producción de Tucumán.
“Pero vayamos al etanol, por la trascendencia que se le dio a las conferencias que escuché del especialista brasileño Plinio Nastari, donde enfatizaba que ‘vamos hacia la era del etanol que es hidrógeno concentrado’ (ver LA GACETA 07/09/2019) junto a otras consideraciones”, agrega.
“Pero lo que no mencionó en ningún momento, es que nuestro país es líder en América latina en cuanto a obtener el hidrógeno del etanol como fuente energética limpia para mover motores, vehículos, etcétera”, destaca Fogliata. “Esto fue posible gracias a los extraordinarios trabajos de una investigación conjunta entre el Conicet y la UBA hace más de 15 años -en la planta piloto de Monte Grande (Buenos Aires)- por un equipo encabezado por los ingenieros Laborde y Quiles, quienes encontraron la forma de que el etanol, al ponerse en contacto con reactores catalíticos, engendrara dos procesos claves: 1) el “sintegas” o “gas de síntesis”, y 2) a partir de allí sale el hidrógeno puro para alimentar las “pilas o celdas de combustible”, como le llaman. Desde ese estado, el hidrógeno genera energía eléctrica y calor. Los autores citados mencionaron, como ejemplo, que en el caso de un automóvil, por el caño de escape saldrá agua y no gases carbónicos. El método fue patentado oportunamente, según me comentó el propio ingeniero Laborde cuando vino a Tucumán, años atrás a explicar el tema, pero no tuvo la trascendencia de ahora. En mi libro sobre “Biocombustibles” editado en 2009, abordo ampliamente la cuestión y, más aún, describo las enormes posibilidades futuras que tiene el etanol por vía del “gas de síntesis” y que nada escuché sobre ello.
Por último, Fogliata señala que Argentina tiene la Ley Nacional 26.133, sobre “Aplicaciones del hidrógeno como combustible y vector de energía”.