La cuarta jornada del XXX Congreso Internacional de Técnicos en Caña de Azúcar que se desarrollará hoy en la Sociedad Rural marcará el final del mayor encuentro mundial de especialistas en agroindustria de este rubro. Los más de 1.200 asistentes de 47 países compartieron durante cuatro días más de 300 trabajos de alto nivel científico y tecnológico, a la par de una muestra estática de equipamientos para el campo y la industria con la más avanzada tecnología.
Del total de nueve jornadas Tucumán concentró las principales actividades entre el pre-Congreso y el cónclave organizado por la International Society of Sugar Cane Technologists (Issct). Mañana y hasta el domingo, se completará el programa con el pos-Congreso en Salta y Jujuy. Los técnicos verán en esas provincias el desarrollo y la tecnología aplicada a la producción de caña de azúcar y los procesos industriales en la Argentina, en los ingenios San Isidro y Ledesma.
No está previsto un acto de cierre del Congreso. Sí, una última reunión del comité ejecutivo de la Issct, que elabora un informe general sobre las principales decisiones que se relacionan con la organización, y es restringida a sus miembros. No hay conclusiones, y se nominan los mejores trabajos. En realidad, la última cena de hoy marcará el cierre formal del encuentro mundial, ocasión en que las palabras de despedida estarán a cargo del secretario de la Issct, Jean Claude Autrey.
Sobre el balance del Congreso, el presidente del comité organizador, ingeniero Jorge Scandaliaris, aseguró que fue positivo y puntualizó lo que dejó como destacado. “Nos mostró el camino para el crecimiento de la caña de azúcar como biomasa, para avanzar con las producciones energéticas. Esa será una gran oportunidad para todo el mundo, y la Argentina tiene el gran desafío de generar acciones futuras para desarrollar la caña para producir energía para el país y exportarla. Es un desafío para el largo plazo”, resaltó.
Por su lado, el vicepresidente del comité organizador, Juan Carlos Mirande, precisó que, para ser más objetivo con sus conclusiones, se remite a los comentarios que le hicieron llegar los técnicos visitantes. “Tuvieron elogios hacia la organización y a la calidad del pre Congreso, resaltando la apertura de los técnicos del NOA a mostrar y decir cómo hacen sus producciones. Eso no ocurre en otros países”, apuntó.
También subrayó que hubo participantes que consideraron que las instalaciones no eran del nivel de las sedes anteriores, pero que ese detalle se compensó con la dedicación del equipo de trabajo y la búsqueda permanente de solucionar cualquier problema.
“Se ponderó mucho la visión del lema, ‘cultivando energía’, ya que coinciden en que tiene que ser ‘la próxima página’; que para la industria es un momento clave, un punto de inflexión”. Agregó que en este sentido, en Tucumán se mostró que hay un mundo de oportunidades “para adelante”, para que la caña “deje ser en definitiva sólo azúcar y se explote su potencialidad”.
Concluyó que el XXX Congreso se recordará por haber fomentado la diversificación de la agroindustria azucarera. “Ahora la llaman industria sucro-energética, entendiendo que la caña de azúcar es proveedora de energía en alimentos y en biocombustibles”.
Por su lado, el presidente de la Unión Industrial de Tucumán, Jorge Rocchia Ferro, consideró que el éxito del encuentro mundial fue producto de la unión de esfuerzos entre el sector público y privado. “Cuando todos se juntan es posible hacer cosas importantes. Lo demuestran la presencia de más de 2.000 participantes de unos 50 países, que pudieron ver al Tucumán productivo e industrial”.
Y concluyó: “nos quedó como enseñanza que la caña en el tema energético, sea como energía eléctrica o como etanol, es el futuro. Así lo destacan los especialistas del mundo, como Plinio Nastari, que nos mostraron cuál es el camino”.