El vicepresidente segundo de la Legislatura, Ariel García, promoverá la semana que viene una segunda “cuestión de privilegio” en contra del legislador Luis Brodersen. Esta vez, acusa al referente del PRO de haberlo injuriado con las declaraciones que vertió en la edición de ayer de LA GACETA.
Con la expresión “cuestión de privilegio” se designa a las medidas disciplinarias que un cuerpo deliberativo puede aplicar contra sus miembros. Los parlamentarios cuentan con fueros, que les proveen de prerrogativas procesales y de “privilegios” como la inmunidad de opinión. Pero si la Cámara entiende que un legislador ha incurrido en conductas que afectan el decoro de la institución o de sus integrantes, puede sancionarlo y hasta expulsarlo.
El radical García, precandidato a diputado nacional del lavagnismo en las PASO, promovió la semana pasada una “cuestión de privilegio” contra Brodersen, luego de que el macrista manifestara públicamente que le ofrecerá a los empleados de su firma (la tarjeta Premier SA) un “bono” de $ 5.000 si el jefe de Estado, Mauricio Macri, en las elecciones generales del 27 de octubre pasa a la segunda vuelta electoral, para definir la presidencia el 24 de noviembre. Según García, Brodersen habría incurrido en conductas tipificadas como delitos por el Código Electoral Nacional.
La Legislatura, como se informó el viernes, admitió el pedido de sanción contra Brodersen (también podría haberlo rechazado de plano) y le corrió traslado, para que presente su descargo.
Como se publicó ayer, Brodersen desafió a García (los dos dejan sus bancas el 29 de octubre) a que renuncie a sus fueros para enfrentar una denuncia por presunto acoso sexual promovido por una empleada de la Cámara. A la vez, lo retó a que rindiera cuenta de los “gastos sociales” que manejó entre 2011 y 2017. Además, declaró que García “perdió hace tiempo” la honorabilidad; lo acusó de tener una “servil relación con el oficialismo tucumano” y aseveró que el “kirchnerismo tucumano” le “paga fortunas para dividir a la oposición”.
García anticipó ayer a este diario que, en virtud de esos dichos, presentará un segundo pedido de sanciones contra Brodersen, “por los agravios que acaba de proferir”.
El radical rebatió las acusaciones de su par macrista. Recordó que, oportunamente, brindó una conferencia de prensa junto con la totalidad de sus colaboradoras para desmentir la acusación de presunto acoso. “Todo fue montado sobre la base de una grabación ilegal que, además, lejos de incriminarme, prueba que jamás acosé a nadie”, aseveró.
“En cuanto a los gastos sociales, no necesito que el legislador me pida rendiciones de cuentas para efectuarlas: las hice en tiempo y en forma y nunca merecieron observación alguna por parte del Tribunal de Cuentas”, manifestó.
“Brodersen calumnia e injuria mientras, cobardamente, se escuda en los fueros. No soy servil a ningún Gobierno: sólo sirvo a mi pueblo y a la Constitución”, prosiguió García. “Mi honorabilidad está intacta: no la afectaré rebajándome al barro de los insultos desde el cual me dedica ofensas el legislador. Y del Estado sólo recibo mis emolumentos como representante del pueblo. No sólo es falaz, injuriosa y malintencionada la afirmación de Brodersen de que cobro para dividir a la oposición, sino que también es incoherente: él se dice opositor y nadie con dignidad puede estar al lado de quien ocupa una banca de la democracia y, desde ella, auspicia el crimen de la compra de votos. Eso es lo que nos dividirá siempre”, aseveró.
García, finalmente, lamentó que Brodersen piense que en la república se puede controlar con plata la voluntad de un dirigente. “Eso, en realidad, habla más bien de él. Lo cual es coherente en su caso: él es quien ofrece dinero para comprar voluntades”, concluyó.