“Éramos dos y ellos cinco. Teníamos pistolas, ellos hasta un FAL. Pero lo mismo los enfrentamos y logramos que se escaparan. Luego, uno de ellos me dijo: ‘jefe, cuando estaba por tirarle se me cayó el cargador del fusil debajo del auto’. Quedé helado”, confesó el comisario retirado Víctor “Pato” Fernández, uno de los hombres que evitó uno de los asaltos al Banco Empresario.
Fue un viernes 19 de abril de 2000. Fernández, junto al también retirado sargento Ramón Pizarro (actualmente está cursando el cuarto año de Derecho), realizaban recorridos de rutina por la avenida Avellaneda a bordo de un Fiat Duna. “Observé un Ford Escort similar al que habían robado. Cuando nos aproximamos, nos dimos cuenta de que el último número del dominio era un 8 y buscábamos el 0. Nos pareció sospechoso y los perseguimos hasta la rotonda del parque 9 de Julio”, explicó el hombre, que dejó de pertenecer a la fuerza hace un año (y que aún no puede percibir su jubilación, dice).
Fernández, que en esos años era oficial ayudante, respiró un par de segundos, buceó en su memoria y siguió con su crudo relato. “Recuerdo que a los tiros los perseguimos hasta que ingresaron a una farmacia que funcionaba en la esquina de avenida Avellaneda y Próspero García”, relató.
El tiroteo y la persecución conmocionaron a la zona. Policías corriendo de un lado a otro, los gritos de un adolescente que había resultado herido, y médicos que atendían a las personas que habían sido tomadas como rehenes, formaban parte de la increíble escena.
“La cuadra de la farmacia estaba totalmente rodeada. Y un chango fue saltando tapias hasta que llegó a la avenida Sarmiento. Se había sacado la ropa y quedó de pantalones cortos y ojotas. Se subió a un taxi y amenazándolo, lo obligó a llevarlo hasta San Javier. Lo seguimos porque el chofer iba alertando en clave todo que pasaba. Esta gente era muy audaz”, señaló el ex comisario.
En total fueron cinco los detenidos. Mariano Marín (19 años) y el adolescente “Fofito” (17), ambos de Fuerte Apache; Miguel “Polerita” Medina (25), el nexo tucumano, y Oscar Barreto (35), ex cabo de la Policía Federal que intentó ocultarse en San Javier. “No hay que llevarse por la edad. Todos eran muy pesados. En mi carrera tuve varios enfrentamientos, pero ninguno como este”, concluyó Fernández.