SAN PABLO, Brasil.- El humo que cubrió esta semana la ciudad brasileña de San Pablo fue una señal del desastre ambiental que está padeciendo el mayor pulmón verde del planeta.
Desde hace días, el fuego está arrasando miles de hectáreas de la Amazonía brasilera y boliviana, un fenómeno que se repite en otros lugares del planeta.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) contabilizó un récord de incendios en la Amazonia, con registro de al menos 72.000 focos desde enero, de los cuales 9500 ocurrieron esta semana.
El incremento respecto del año pasado es de 84%, el dato más alto desde 2013, cuando comenzaron a relevarse los incendios, según esa agencia espacial.
Los críticos acusan a la política ambiental del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ha autorizado el avance de la frontera de cultivo y de tala para extracción de maderas y para ganar tierras para la ganadería.
Después de la Amazonia, la región brasileña más afectada es el Pantanal (en el oeste del país), aunque también la región de San Pablo (sudeste) sufre las consecuencias de la propagación del fuego. El lunes, el humo de los incendios oscureció durante más de una hora el cielo de San Pablo.
Las imágenes y filmaciones del fuego se están compartiendo en Twitter con el hashtag #PrayForAmazonia, mientras el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) reportó que en julio aumentó 66% la deforestación en relación con el mismo mes del año pasado.
El 9 de agosto, la gobernación de Amazonas declaró el estado de “emergencia” ante los incendios forestales favorecidos por el “desmonte”. Según datos de INPE, en julio los desmontes crecieron 278% en todo Brasil.
“La medida -explicaron entonces- tiene por objetivo contener los incendios que degradan la floresta, nuestro activo más importante”, indicó la gobernación.
La respuesta de Bolsonaro frente a las críticas nacionales e internacionales sobre su autorización a la explotación económica de la selva amazónica y el despido de científicos que realizan el control de la deforestación fue acusar a las organizaciones ambientalistas por los incendios.
“Puede estar ocurriendo, es una posibilidad, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esas ONG ambientalistas para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil; esa es la guerra que enfrentamos”, dijo Bolsonaro.
El mandatario sumó así una nueva declaración contra los ambientalistas, luego de haber rechazado el dinero anual que Noruega y Alemania entregan al Fondo Amazonia para incrementar la fiscalización y cumplir las metas de deforestación a las que se comprometió Brasil.
“Tenemos que trabajar para que no haya crímenes ambientales pero le hemos sacado dinero a las ONG; esa gente está sintiendo la falta de dinero público”, dijo Bolsonaro.
Bolsonaro aprovechó la visibilidad internacional por las quemas de pastizales para criticar a Alemania y Noruega, países que retiraron sus aportes al Fondo Amazonia, creado durante el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva como mecanismo de compensaciones a las potencias para aumentar la fiscalización.
En varias oportunidades, el presidente anunció que durante su gobierno no habrá más demarcación de tierras indígenas y que pretende enviar un proyecto de ley para permitir la minería dentro de los territorios ancestrales. (Télam)