A horas de que se cumpliera una semana del crimen de Benjamín Amaya, la Policía detuvo al hermano del abuelastro del niño por ser sospechoso del crimen.
Los investigadores recibieron ayer una información clave que permitió la identificación del acusado. Luego de ser arrestado, el sospechoso fue trasladado hasta la Morgue donde se realizó estudios y se le tomaron muestras que servirán para una futura pericia de comparación genética.
"La investigación tuvo un inesperado giro, pero no termina aquí. Hay que seguir trabajando porque tenemos que seguir sumando indicios en contra del acusado", comentó el jefe de Policía Manuel Bernachi en una entrevista con LA GACETA.
El hermano del abuelastro fue trasladado a los calabozos de la ex Brigada de Investigaciones y mañana será llevado a la fiscalía que conduce Adriana Giannoni, a cargo del caso, para prestar declaración.
Un caso que conmocionó Tucumán
El jueves pasado, la abuela de Benjamín Amaya había quedado a cargo del nene. En un momento de la siesta notó que su nieto, de cuatro años, no aparecía por ningún lado, y comenzaron una búsqueda entre vecinos y familiares.
Alrededor de las 17 se encontraron con el horror: el nene estaba ahorcado, colgado de un puente peatonal, con un cable. El propio abuelastro lo trasladó hasta el CAPS Las Talitas. "El cuerpo estaba caliente todavía, para mí estaba vivo", dijo en ese momento Francisco Adán Peñalva. Sin embargo, desde el CAPS aseguraron a la Justicia que Benjamín había llegado ya sin vida.
Desde un primer momento quedó descartada la posibilidad de que el nene se haya suicidado y comenzó una investigación que, desde el principio, tendría el foco puesto en el entorno inmediato. Es que los investigadores entendieron que Benjamín se tuvo que haber ido de la casa con alguien conocido, esto a partir de los testimonios que dieron sus familiares.
A principios de esta semana, la fiscala Giannoni volvió a dirigir en el barrio Jesús de Nazareth de El Colmenar un operativo para sumar indicios que le ayudasen a esclarecer el caso. Con la autopsia, los forenses habían confirmado que el menor tenía algunas lesiones superficiales en sus manos y rostro, compatibles con lo que se conoce como heridas defensivas, es decir, que se producen cuando una persona se resiste a ser atacada. Al confirmarse que “Benja” no fue abusado, los pesquisas sospecharon que lo mataron porque impidió la vejación y porque conocía al atacante.