Cuando Cristina Fernández tuiteó que el candidato a presidente sería Alberto Fernández, uno de los primeros en mandar un tuit de felicitaciones fue el gobernador de Tucumán. Cuando Alberto Fernández fue operado, el primero en saludarlo -en persona- en la clínica fue Juan Manzur. Cuando Alberto Fernández salió por el interior, el primer compañero que se puso a su lado fue Manzur. Cuando Alberto Fernández pidió el respaldo de los gremios, el primero en armarle el escudo sindical fue el mandatario tucumano. Cuando Alberto Fernández supo que era el gran triunfador de las PASO 2019 al único gobernador que llamó fue a Manzur y en su discurso nombró a Juan más veces que a Cristina.
Manzur fue el verdadero candidato de estas PASO. Detrás de él siempre estuvieron los postulantes a diputado. Por eso ayer en el festejo provincial también se llevó los aplausos aún cuando no estuvo porque ya se había ido a Buenos Aires a festejar. Había prometido más de un 50% y cumplió con creces.
En la otra vereda todo fue fracaso. Ni Domingo Amaya, ni José Cano, ni Silvia Elías de Pérez, ni Manuel Courel ni Mariano Campero podían festejar. La paliza los desmoralizó.
El bussismo, al igual que la izquierda, sufrieron el cimbronazo peronista. El partido de Lavagna se fue a dormir tranquilo con su tercer lugar.
Los que padecieron el insomnio se quedaron haciendo cuentas para confirmar si los resultados son irreversibles.