RECLAMO. Tras denunciar el ataque, Aráoz descubrió que la empresa de su cuadra no tiene permiso legal; además, realizó una denuncia judicial. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ
Brillante futuro les espera a los ocho. Tendrán TREINTA AÑOS para recibirse de abogados, ingenieros sanitarios con posgrados en inodoros y mingitorios o traumatólogos. Acá la cárcel cumpliría un importante papel en la reinserción social de estas desorientadas víctimas del rugby.