La cocina de los videojuegos exitosos

La cocina de los videojuegos exitosos

¿Cómo trabajan quienes desarrollan games? Hay diseñadores, programadores y artistas. ¿Se puede vivir de esto? ¿Cuál es la clave de un éxito como Fornite?

El campo de batalla es el patio de una escuela secundaria. Los trajes de los combatientes son los uniformes de egresados. La partida transcurre en las aulas, en los pasillos y hasta en la sala de profesores. La misión: buscar armas y materiales para sobrevivir.

Ese fue el primer proyecto de videojuego que tuvo hace ya varios años Ben Vázquez. Es autodidacta, especialista en 3D y en electrónica. Dirige un laboratorio donde enseña a los niños y adolescentes a crear entretenimientos para distintas plataformas. Desde este espacio, en Aetti (Asociación de Empresas Tucumanas de tecnología de la información), es testigo del interés creciente que tienen los chicos y jóvenes en diseñar “jueguitos”.

“A muchos padres les parece poco serio y critican que pasen horas en las computadoras. Sin embargo, yo les pido que los apoyen porque esto no es solo diversión. Hay mucho aprendizaje y creatividad...”, explica.

También hay razones económicas. En el mundo, la industria de los videogames ya recauda más que la del cine y de la música juntas, resalta.

Pero obviamente, siempre surge la duda: ¿es posible ganar dinero? ¿O sólo quienes trabajan en grandes estudios pueden vivir del videojuego? “En la Argentina el desarrollo del entretenimiento digital está en pleno auge y cada vez más personas se dedican a esta actividad”, cuenta. Y sí se puede vivir de esto, añade.

Las estadísticas le dan la razón. Según los datos de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), hay más 130 proyectos de desarrollo de videojuegos, entre estudios conformados y emprendedores emergentes. Todos persiguen el sueño de vivir de sus creaciones.

“Como en Tucumán no hay carreras específicas enfocadas a los videojuegos, muchos somos autodidactas”, explica Ben. Es uno de los 2.000 diseñadores, artistas e ilustradores 2D y 3D, programadores, ingenieros, guionistas, testers, productores y músicos que participan de una industria que en el país ya muere U$S 60 millones anuales. Casi la totalidad de los productos son exportados a Estados Unidos, Europa y Asia.

En la cocina de los videojuegos, este es, a grandes rasgos, el recetario que utilizan los creativos:

1- ¿Por dónde empiezan?

“Lo primero que debemos tener para hacer un videojuego es una idea de lo que queremos hacer”, explica Ben. Luego, hay que pensar a quién irá dirigido y cuáles serán las reglas del juego.

“Aunque en el mundo del videojuego casi todo ya lo hizo alguien, hay que tratar de ser lo más original posible. Si vamos a trabajar una idea preexistente, incluir modificaciones que sorprendan”, señala. Y hay que estudiar sobre estos aspectos: programación, diseño lúdico, integración de cómo montar espacios interactivos.

2- Pensar “la experiencia”

Un juego de importante escala necesita de un equipo creativo que tenga desde desarrollador de videojuegos y especialistas en 3D hasta guionista e incluso un director de cine y bandas sonoras. Todos ellos se unen con un objetivo: crear una experiencia que “enganche” al usuario y le haga pasar un buen momento.

Por ejemplo, en un juego de estrategia se busca que el jugador se sienta como o un general liderando sus tropas. En una carrera de autos, queremos que el jugador experimente la adrenalina de estar en una carrera. “En la actualidad hay buenos programas que ayudan en el paso a paso del desarrollo de un videojuego. Por ello lo mas importante sin dudas es la creatividad”, señala Ben.

3- Las claves

Según su experiencia no hay forma de saber cuándo un videojuego será muy exitoso, como el Fornite, o cuándo será un fracaso. Sí se puede, según Vázquez, pensar en los puntos clave que suelen atraer a los gamers: “la competencia entre muchos usuarios es esencial. En el Fornite, por ejemplo, entran 100 personas de todo el mundo a una isla y uno sale vivo. Eso es lo que le apasiona al jugador”.

Dice Nicolás Burgos, de la Comunidad de Desarrolladores de Videojuegos de Tucumán (CDVT), que lo más importante es hacer un juego divertido. “Si conseguimos ese objetivo, no es necesario tener buenos gráficos y tampoco que el entretenimiento sea en línea. Nadie te juega un juego sino es divertido. El año pasado salió Cuphead -un juego con gráficos inspirado en los dibujos animados de los años 30- y fue todo un éxito”, ejemplificó.

4- La recompensa

Los sistemas de recompensa son fundamentales en el diseño. Estos son los que hacen que el usuario quiera seguir jugando.

¿Y cuando se diseña un nuevo juego se plantean como objetivo hacerlo adictivo? “Cuando diseñamos un juego queremos que las personas jueguen mucho tiempo con él, pero nunca queremos que le genere una adicción a alguien, que vaya a perder la cabeza por esto. Estas cosas ocurren porque se trata de personas que ya tienen alguna problemática. Siempre digo que en el caso de los niños, el mejor filtro son los padres. Lo primero es respetar las indicaciones del juego, fijarse para qué edades está indicado. Otra cosa fundamental es estar atento a las horas que juegan, que no descuiden otros intereses y ver cómo reaccionan, como manejan las frustraciones del juego”, aconseja Ben. mientras muestra el último invento en el que intervinieron desde Aetti: se trata de un juego sobre la Independencia, el cual fue ganó un concurso provincial. El entretenimiento un chico debe hacer un recorrido desde Buenos Aires hasta Tucumán, entre mayo de 1810 hasta julio de 1816. Una muestra de que un videojuego puede facilitar el aprendizaje.

5- Pensando en el usuario

Así como la industria de los juegos ha pasado de ser artesanal a convertirse en un segmento clave del negocio del entretenimiento, también han cambiado los usuarios. Antes eran principalmente adolescentes y ahora la edad media del jugador es 34 años, según cuenta Sebastián Barros, también integrante de la comunidad de desarrolladores tucumanos.

Cuenta que las mujeres están cada vez más presentes entre los gamers, especialmente las que de entre 30 y 40 años, debido a la aparición de nuevas plataformas de distribución (smartphones, redes sociales).

Hoy todo está atravesado por el ocio electrónico y son más las personas que buscan experiencias con videojuegos. Y cada uno busca una experiencia distinta. Tener una receta para satisfacer a cada grupo parece ser el mejor secreto.

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