Los presidentes de los países miembros del Mercosur manifestaron ayer su satisfacción por el acuerdo de libre comercio alcanzado con la Unión Europea, al que calificaron como un nuevo “punto de partida” y de “renacimiento” del bloque regional.
También se pronunciaron sobre la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela y -en un documento específico firmado por todos los países miembros más Chile- se pronunciaron a favor de “un pronto retorno de la institucionalidad democrática” en la nación caribeña y el pedido de “restablecimiento pleno de la democracia”.
De cara al próximo semestre, en el que Brasil ejercerá la presidencia pro témpore del Mercosur, las prioridades formuladas por el Palacio Itamaraty pasarán por dar continuidad a las relaciones externas, cerrar acuerdos en curso y encarar nuevos entendimientos; la revisión del Arancel Externo Común y dar nuevos pasos para incluir al sector automotriz y la comercialización de azúcar dentro de la unión aduanera.
Estos fueron algunos de los ejes puestos de manifiesto hoy en la ciudad de Santa Fe por el presidente Mauricio Macri con sus pares de Brasil, Jair Bolsonaro; Uruguay, Tabaré Vázquez y Paraguay, Mario Abdo Benítez, en la 54ª Cumbre de Jefes de Estados del Mercosur. En el encuentro, realizado en el Centro de Convenciones Estación Belgrano de la capital santafesina, también estuvieron presentes en calidad de países asociados e invitados los presidentes de Bolivia, Evo Morales; y Chile, Sebastián Piñera.
“El acuerdo con la Unión Europea es una señal clara al mundo de que queremos que el Mercosur sea un bloque competitivo, dinámico y con reglas de juegos claras para invertir y hacer negocios. El acuerdo que alcanzamos no es un punto de llegada, sino un punto de partida para que el Mercosur vaya por más”, dijo ayer Macri al abrir la cumbre. A su turno, Bolsonaro -quien recibió de manos Macri la presidencia pro témpore del bloque- afirmó que quiere un “Mercosur de menos discursos y más acción” y que durante su mandato se continuará con la revisión del Arancel Externo Común y la inclusión dentro de la Unión Aduanera del comercio de automóviles y azúcar, sectores que la actualidad tienen un régimen especial.
El acuerdo debía ser ratificado, en principio, por los distintos parlamentos nacionales, pero los miembros del Mercosur buscan evitar ese paso. “Aprobado el documento (entre el Mercosur y la UE) por el parlamento europeo, podemos tener una vigencia provisoria (en los países del Mercosur cuyos parlamentos hayan aprobado el tratado), aunque en los otros países (del Mercosur) pudiera no haber entrado en pie”, dijo Jorge Faurie, el canciller argentino.
Explicó que, durante la cumbre, los presidentes ratificaron el mecanismo para agilizar la puesta en vigencia del tratado comercial que fue discutido anteriormente entre ministros de los países sudamericanos, pero que no se había firmado ningún documento al respecto.
La aprobación de manera individual de los congresos de los cuatro miembros del Mercosur y de los 28 estados de la UE podría retrasar en años la ratificación y entrada en vigencia del acuerdo, lo que impulsó al bloque a buscar una vía alternativa. El acceso del competitivo sector agropecuario de Latinoamérica ha puesto en guardia a los principales productores rurales de Europa, como Francia, Irlanda e Italia. En América latina fueron sectores industriales como el automotor los que han protestado por las repercusiones de la integración comercial.
El Mercosur se encuentra en negociaciones con el bloque EFTA -compuesto por Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza- y con Canadá para alcanzar tratados similares al que acordó con la UE. Los mandatarios buscarán también acelerar estos acuerdos.
Argentina anunció que el Mercosur podría llegar a un acuerdo con el EFTA en la segunda mitad del año y con Canadá en el primer semestre del 2020. (Télam-Reuters)